“Dios es amor”
Hoy es el domingo VI de Pascua y en todas las lecturas podemos ver el amor que Dios nos tiene. Dios nos ama sin distinción de raza, lugar, género o diferencias de ningún tipo. En la primera lectura, tomada de los Hechos de los Apóstoles, Dios ama también a los gentiles, para escándalo de los judíos, que pensaban que Dios los amaba solo a ellos y a nadie más. Pedro les dice: “¿Se puede negar el agua del bautismo a los que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros?” Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. En el Salmo, vemos como el Señor revela a las naciones su salvación. “El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia”. Y qué decir de la segunda lectura, tomada de la primera carta del apóstol San Juan, donde nos habla de que Dios es amor. Nos manda “a amarnos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de Él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados”. Toda esta segunda lectura es un himno al amor. Y si seguimos con el evangelio, que también es según San Juan, continuamos viendo cómo Jesús les dice a sus discípulos: “Como el Padre me ha amado, así les he amado yo, permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor, lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he hablado de esto para que mi alegría esté en ustedes, y su alegría llegue a plenitud... Nadie tiene amor más grande que el que de la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando”. En esta lectura completa vemos cuál es la forma en que debemos vivir los que nos decimos cristianos, siendo coherentes con nuestra fe. San Juan es el apóstol que más habla de la realidad de Jesús como Mesías. Pero quien se desentiende del Jesús terrestre no es cristiano, pues su vida en este mundo es el mensaje; vivir como Él vivió es la norma del cristianismo y el único mandamiento. (Jn 13,1: 34-35; 15,12. 17; 17,16) Jesús no vino a hablar de Dios, vino a mostrar cómo es Dios, para que la persona más sencilla pudiera conocerlo y amarlo.