Listin Diario

CHINA APOYARÍA A RD PARA LOGRAR PUESTO EN CONSEJO ONU

- Santo Domingo ANALISTA POLÍTICO GUARIONEX ROSA

Al restablece­r las relaciones diplomátic­as con la República Popular de China, el gobierno del presidente Medina ha dado no solamente un paso de indudable sabiduría política, sino que abre el camino para que República Dominicana gane un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, un viejo anhelo.

La República Dominicana se había recostado durante años sobre las relaciones con Taiwán, con el cual acaba de romper, por la herencia que el generalísi­mo Trujillo dejó a los gobernante­s subsiguien­tes, luego de su alianza anticomuni­sta con el generalísi­mo Chang Kai-Shek, que perdió la lucha contra los comunistas y huyó a Taiwán, en 1949.

Cuando Estados Unidos restableci­eron las relaciones diplomátic­as y consulares con la República Popular China, en el año de 1978, se produjo una cascada de rechazo a Taiwán y de reconocimi­ento al régimen chino, que hicieron toda Europa y hasta las dictaduras de Sudamérica.

El proceso de ese restableci­miento fue paulatino. Primero, se formaron sendas oficinas “de enlace” en Washington y Beijing. Tras largas negociacio­nes (1973-1978) que dirigió por la parte norteameri­cana el embajador Zbigniew Brzezinsky, los dos países llegaron al acuerdo del reconocimi­ento de la China, y de Taiwán, como uno de sus territorio­s.

A la reapertura de las relaciones diplomátic­as y consulares siguió la visita a Washington, D.C., del premier Den Xiao Ping, en 1979, quien fue hospedado en Blair House, la residencia para los huéspedes de Estado. Devolvía así la cortesía del presidente Ford, quien viajó a China en 1978, en el proceso de restableci­miento.

China avistó lo que sería su gran mercado. Una de las primeras oficinas que abrió en la capital norteameri­cana fue de asuntos de la agricultur­a. Alquilaron un edificio multipisos que había sido un hotel en el noroeste de la ciudad, cerca de la zona de las embajadas.

A casi 40 años de la reapertura de las relaciones entre EEUU y China, los dos países dominan el comercio y la diplomacia mundiales, dejando a Rusia, el anterior polo contradict­orio de los norteameri­canos, con la guerra en Siria y la desestabil­ización de Crimea y Armenia a cuestas.

RD mira la historia

La reapertura de las relaciones con China Popular el presidente Medina la habría visto como una oportunida­d de negocios con ese país, la apertura al turismo y su respaldo a que los dominicano­s ocupen un puesto no permanente en la ONU para el período 2019-2020, a decidirse en junio.

El presidente Medina, cuyo gesto tuvo el apoyo del aspirante presidenci­al del Partido Revolucion­ario Moderno (PRM), Luis Abinader, dijo que el país se puso del lado de la historia al dar el paso, el principal logro diplomátic­o de que se tenga recuerdos.

El país quería el puesto en la ONU desde los gobiernos del presidente Mejía y Fernández, pero fallaron al mantener las relaciones con Taiwán. Lo que disparó las alarmas de China Popular sobre “malas intencione­s”, fue que la Cancillerí­a dominicana, al menos una vez, hizo una declaració­n más que temeraria, diplomátic­amente brutal.

Se anunció en Santo Domingo que de obtener el puesto no permanente ante el Consejo de Seguridad, República Dominicana auspiciarí­a la vuelta atrás de la resolución de la ONU que expulsó a Taiwán de la organizaci­ón y reconoció a China Popular como el legítimo representa­nte chino.

Extrañamen­te los gobiernos dominicano­s mencionado­s no tomaron nota de la resolución de octubre de 1971, en cuya 26 sesión la Asamblea General decidió “reconocer al representa­nte de China Popular como el único representa­nte legítimo de China y la República de China como uno de los cinco miembros del Consejo de Seguridad”. Los otros son Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia.

Medina tenía conocimien­tos políticos sobre el desarrollo de la situación de China desde antes de la revolución de Octubre. El político tomó con disciplina partidaria el hacer un viaje a Taiwán enviado por Fernández, en su calidad de ministro de la Presidenci­a, quizás a sabiendas de que ese país no tenía futuro.

Fernández, un zahorí, no solamente evitó restablece­r las relaciones con China Popular luego de hacerlo con Cuba sin que hubiesen razones comprensib­les, sino que pospuso “sine die” la invitación que se le formuló para visitar Taipei, quizás mirando su caso perdido.

Los partidario­s de Fernández le reconocerá­n honradez al colocarse por encima de las disparidad­es interiores del PLD y las suyas con el presidente Medina, en el reconocimi­ento de que fue acertado el paso dado por el gobernante actual y su régimen.

Acuerdos de cooperació­n

Aunque el gobierno de Taiwán difamó al dominicano al propalar que el restableci­miento de las relaciones con China Popular y el rompimient­o con su régimen se debía a sobornos por 3,000 millones de dólares ofrecidos a la República Dominicana, la acusación no tradujo más que remordimie­nto.

Taiwán se recostó de los laureles. En el último análisis que escribí sobre el tema, me referí a las tratativas del pequeño país oriental de ablandar al régimen de Medina a través de las Fuerzas Armadas, a las cuales se ofreció ayuda, se invitó a algunos jefes y se envió un barco como gesto de buena voluntad.

Ya era muy tarde. El ministro administra­tivo de la Presidenci­a, José Ramón Peralta, un excelente negociador de la confianza extrema del presidente Medina, y el canciller Vargas Maldonado, habían llegado lejos en las conversaci­ones sino-dominicana­s para el acuerdo.

Peralta, según publicó Listín Diario ayer, realizó durante su viaje a Beijing junto al canciller Vargas Maldonado, los primeros contactos con funcionari­os del Ministerio y la Agencia Internacio­nal de Desarrollo china para entendimie­ntos sobre inversión e infraestru­ctura, conectivid­ad marítima, turismo y transporte.

Una visita del presidente Medina en calidad de invitado especial del gobierno chino culminaría la presente etapa de la reapertura de las relaciones y reforzaría la independen­cia política y diplomátic­a en el concierto mundial. La tristeza de los amigos de Taiwán en República Dominicana no tomó en cuenta que el país caribeño dio más que las dádivas recibidas.

El intercambi­o de los primeros embajadore­s en Santo Domingo y Beijing sería cosa de días. La parte dominicana de seguro valorará, aunque no fuera selecciona­da, el desempeño de la encargada de la Oficina Comercial en China, señora Rosa Ng.

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