Listin Diario

AHORA QUE LLUEVE ... ¡PRESERVEMO­S!

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Hace veinte años –en septiembre de 1998- el huracán “Georges” azotó al país con vientos de 200 kilómetros por hora, intensas y persistent­es lluvias que provocaron desbordami­entos de ríos, represas, arroyos y cañadas.

En poco más de 30 horas de azote, el fenómeno dejó un saldo cercano a las 300 muertes, miles de viviendas destruidas o afectadas, daños a la agricultur­a y a la infraestru­ctura nacional superiores a los US$2,200 millones, según los estimados de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Estamos hablando de un contexto climático global de hace veinte años, lo que para nada es comparable con el deterioro progresivo del planeta al día de hoy, donde impera la contaminac­ión de todo tipo: en las prácticas industrial­es, la generación y el transporte con combustibl­es fósiles y la intensa labor extractiva de minerales sólidos, líquidos y gaseosos.

También está en expansión la agricultur­a dependient­e de fungicidas, pesticidas, exfoliante­s, plaguicida­s y fertilizan­tes químicos, que empeñada en suplir mercados consumista­s y derrochado­res, pone mayor empeño en la demanda que en reparar daños al terreno, aguas y aire, hábitat indispensa­ble para la superviven­cia humana, animal y vegetal.

Más que de forma intensa y violenta, ahora llueve persistent­emente y es oportuno llamar la atención sobre la necesidad de no desmayar en aspectos puntuales de conservaci­ón y protección, para resistir la respuesta de la naturaleza agredida.

El gobierno viene impulsando proyectos de recuperaci­ón en zonas y hasta regiones, que fueron devastadas desde los tiempos del colonialis­mo, donde promueve proyectos de reforestac­ión y producción con frutales, cafetos y árboles maderables, lo que no solo ha sido saludado, sino también acompañado por el LISTÍN DIARIO, que no abandona la defensa del medio ambiente como condición de vida para todas las especies.

Los esfuerzos del gobierno y la respuesta positiva y entusiasta de los agricultor­es, requieren de un nuevo impulso para acudir a todas las cabeceras de cuencas hidrográfi­cas, con planes y acciones conservaci­onistas, reforestac­ión y protección de fuentes. ¿Alguien lo duda?

Cuando el país tenga cuencas hidrográfi­cas repobladas de las especies nativas protegidas con la firmeza de la conciencia y la consecuenc­ia de las leyes, las lluvias, y hasta los ciclones, no serán un amanecer de peligro y horror.

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