En exceso, hasta las mejores cualidades pueden restar
Esta semana me quiero referir a un planteamiento que apareció hace unos meses, en un artículo de la revista ‘Harvard Business Review’, que me parece interesante abordar su contenido y mensajes.
Se refiere a que los líderes, aquellos con la responsabilidad de gestionar gente y coordinarlos para que alcancen los objetivos de la organización, exhiben fortalezas (profesionales o personales), que los distinguen.
Pero esas mismas características, utilizadas en exceso, sobre-utilizadas, pueden provocar efectos adversos. Pueden restar y no sumar. Compartimos tres ejemplos, para establecer la idea:
1. Autocontrol. Una cualidad muy potente en la gestión de colaboradores y especialmente equipos de alto impacto, pero utilizado en exceso, pudiera tornarse en rigidez. Puede llegar a transmitirle a su equipo que no tiene sentimientos, que no es capaz de flexibilizar. Puede perder el toque de humanidad, tan importante, para generar sentido de pertenencia y con ello el compromiso que lleva al logro de los objetivos.
2. Coraje, empuje, impulso. Sin dudas, características que se buscan en los líderes de equipos, en los vendedores, en las empresas empeñadas en dar respuestas rápidas. Pero una sobredosis de coraje, también pudiera transmitir apresuramiento, improvisación y en el peor de los casos, imprudencia. Algo que nadie quiere dejar como elemento de diferenciación en la experiencia de sus clientes. 3. Capitalizar su Fortaleza de honestidad. Decir las cosas como son, con claridad y enfáticamente, hasta el extremo de la crueldad, es otro ejemplo de cuando el sobreuso de una fortaleza de dirección, pudiera convertirse en cualidades que resten. Especialmente en momentos de mucho estrés, apelamos a las cualidades y fortalezas que mejor nos han funcionado en el pasado. Pero es allí donde pudiera aparecer la tentación por sobre-utilizarlas. Considere que apelar a los extremos, obviando las consecuencias negativas que trae, pudiera transportarlo a un escenario de resultados no deseados. Como todo en la vida, incluyendo la gestión de empresas y marcas, también hay que tener la habilidad de actuar con balance. Ni tanto que empalague, ni tan poco, que amargue. ¡Sin Emoción no hay Conexión!