Listin Diario

Dicen casa de niño violado y asesinado servía de motel

TEMEN QUE NIÑA DE NUEVE AÑOS FUERA TAMBIÉN VIOLADA POR ALGÚN HOMBRE

- Escarlin Pozo escarlin.pozo@listindiar­io.com Santo Domingo

(+) Desde 150 a 300 pesos era el monto que los hombres y prostituta­s tenían que pagar para utilizar el dormitorio, donde los niños evidenciab­an la fechoría.

Según revelaron vecinos del sector Cancino Adentro, la casa donde fue abusado sexualment­e y asesinado Luis Raúl Zaya Suero, el niño de un año y once meses, servía como un motel donde la madre del infante cobraba el alquiler de la habitación.

Desde 150 a 300 pesos era el monto que los hombres y prostituta­s tenían que pagar para utilizar el dormitorio, donde los niños evidenciab­an la fechoría, así lo dio a conocer un vecino quien pidió reservar su nombre.

Asimismo, otro de los moradores corroboró al informar que con la entrada de tantos hombres creen posible que la niña de nueve años pudo haber sido abusada sexualment­e por uno de ellos.

“Ahí subían diferentes hombres, no dudo que la niña la haya violado uno de esos hombres también”, afirmó. Ayer viernes, la calle se encontraba fundida en silencio tras el abominable hecho donde el padrastro violó y dio muerte a su hijastro. Al llegar al lugar, un panorama de tristeza y desconcier­to imperaba entre los vecinos del sector y familiares de la víctima. Raquel Suero, madre del niño, trabajaba únicamente los “lunes” en una casa de familia, como empleada doméstica. Aquella trágica tarde, donde su hijo Luis Raúl Zaya Suero, de un año y medio, falleció en manos de su padrastro, contó a las autoridade­s que ese día, “martes”, se encontraba trabajando.

Los vecinos narraron que desde las once de la mañana de ese día, los gritos y quejas del infante llega- ban a oídos de quienes se encontraba­n en el edificio, pero la música a todo volumen opacó las súplicas de aquel inocente niño. “Cállate, cállate”, “¿y ahora?”, “Ve que te lo dije”, le decía John Rodríguez a su hijastro. Asimismo, narró uno de los vecinos que el padrastro le preguntó en varias ocasiones que si quería agua.

Cuenta el vecino que se encontraba durmiendo en su habitación cuando los gritos del infante lo despertaro­n. “Escuché su voz y todo lo que le decía, pero al rato subió el volumen del radio como tenía por costumbre. Minutos más tarde, lo vi salir. Compró un refresco y una botella de agua y retornó a la casa”.

Cuando recién iniciaba la tarde, uno de los hijos de Raquel Suero llegó a la casa comenzó a tocar y llamar para que le abrieran. Al ver que nadie se avecinaba a la puerta se dirigió donde una vecina para informarle que no le querían dar paso en casa.

La señora subió las escaleras que llevan al apartament­o, para indagar lo que sucedía. Al tocar la puerta de forma insistente, el hombre abrió la puerta. El sudor que chorreaba en su rostro y la mirada perdida le notificó que algo sucedía.

“Al preguntárs­ele por qué no le abría la puerta al niño, solo respondió que no hallaba la llave de la casa”, contó una vecina.

Pasada las tres de la tarde, reveló que los moradores lo vieron brincando la pared y alejarse del lugar para luego irse a la parada de vehículos como si nada hubiese ocurrido.

Al llegar a la casa, Raquel Suero comenzó a limpiar y a echar agua sin cerciorars­e de la presencia de su hijo, sin entrar a la habitación para saber qué se encontraba haciendo. La vecina que había llamado a la puerta al padrastro llegó a la casa para asegurarse de que todo estaba bien.

Al percatarse que el niño no salía de la habitación preguntó por él. Fue ahí cuando entró al dormitorio y observó varias moscas rodeando el colchón, lo que atribuyó al estado de impureza en el lugar. La madre se acercó al cuerpo, lo tocó y al ver que no reaccionab­a comenzó a echarle agua y a darle toques en la cara. Al no reaccionar fue llevado a un centro de atención, donde notificaro­n que estaba muerto.

“Si no fuera por mi mamá que estaba allí y al vecino quien lo llevó al hospital ella se atrevía a dejarlo ahí. Y botarlo al otro día, ellos no son fáciles”, comentaron dos vecinos del lugar.

La gente del lugar continuaba conmociona­da por la ausencia de lágrimas que la madre del infante presentó aquella tarde.

“A ella no se le vio el dolor de madre. Solo estaba preocupada por su pareja... culpaba al papá del niño”, puntualiza­ron.

 ?? RAÚL ASENCIO/LISTÍN DIARIO ?? Suceso. Familiares y vecinos de la víctima deploraron la situación en que viven los niños y cuyo padrastro está acusado de violar y matar al menor de un año y medio en el sector de Cancino Adentro en Santo Domingo Este.
RAÚL ASENCIO/LISTÍN DIARIO Suceso. Familiares y vecinos de la víctima deploraron la situación en que viven los niños y cuyo padrastro está acusado de violar y matar al menor de un año y medio en el sector de Cancino Adentro en Santo Domingo Este.

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