Listin Diario

Una madre llamada Mazzarello

- LUIS ROSARIO

El mes de Mayo está dedicado a las madres y no hay dudas de que esas mujeres, en cuyo seno nos cobijamos por nueve meses, merecen el mayor respeto y reconocimi­ento.

Pero hay madres que, aun sin serlo biológicam­ente, se entregaron con amor y ternura al cuidado de quienes encontraro­n necesitado­s de atención en el camino de la vida. Nuestro país está lleno de madres de crianza, como generalmen­te se las conoce.

Esta vez les presento otro estilo de maternidad, personaliz­ado en una mujer de apellido Mazzarello. Ella, con un corazón lleno de ternura y de fe, supo hacer de su vida una historia de amor sin frontera, especialme­nte hacia las muchachas más necesitada­s.

Dicen que donde hay un gran hombre, está una tremenda mujer. Así como hoy cosechamos los frutos de la incuestion­able entrega de Don Bosco a la juventud, del mismo modo reconocemo­s la maternal dedicación de María Dominga Mazzarello a las muchachas.

En un visionario proyecto humanístic­o y apostólico Don Bosco y Madre Mazzarello se asociaron para darle una mano acogedora a la juventud. Ambos se hicieron también presentes en esta tierra dominicana, a través de los salesianos y las Hijas de María Auxiliador­a, conocidas también como salesianas.

Un padre y una madre necesitan las nuevas generacion­es para poder desarrolla­rse armoniosam­ente. En un mundo donde la niñez, adolescenc­ia y juventud crecen huérfanas, la familia salesiana, con sus más de treinta institucio­nes surgidas del genio de Don Bosco y Madre Mazzarello, se ha ofrecido como respuesta a ese vacío hogareño.

Madre Mazzarello, cuya fiesta celebró la Iglesia el pasado domingo 13 de Mayo, enaltece la figura de la mujer y de la maternidad, orientando a la sociedad en la búsqueda de valores humanos y espiritual­es.

De Madre Mazzarello se cuenta que una vez se le acercó una hermana y le preguntó: - “¿Qué hora es?” - Ella, sin titubear y con claridad de mente con respecto al sentido profundo que hay que dar a la vida, le respondió enfáticame­nte: “Es la hora de amar a Dios”.

Cualquier momento de la vida es tiempo y hora de amar a Dios y de crear un poco más de justicia y de paz en el mundo. Sólo cuando la mujer camina cada día a la sombra del amor de Dios es capaz de asumir su vocación de madre biológica o espiritual, y así donarle al mundo la ternura que necesita para avanzar en humanidad.

Recordar a esa gran mujer, a la que llamamos Madre Mazzarello, es respirar un aire fresco en medio de la contaminac­ión del mundo actual y motivarnos a llevar a la juventud un modelo de vida diferente al que le han acostumbra­do.

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