¡Gracias totales, Taiwán!
Taiwán, la Isla Formosa; una nación que dio tanto a los dominicanos, y en especial a muchos jóvenes y estudiantes de Quisqueya. Fui afortunada de ser parte de ellos. En junio de 2013, el Despacho de la Primera Dama anunció los nombres de los 30 jóvenes que viajarían becados a Taiwán, un programa especial, a través del cual permanecimos por un año conociendo la cultura de ese país y estudiando chino mandarín, con los auspicios del Gobierno de esa República, por medio de su embajada. Desde ese momento, leer mi nombre en la prensa, y no precisamente porque haya redactado el artículo, siendo elegida para vivir esta experiencia, cambió mi vida por completo, dejando en mi alma y corazón recuerdos imborrables, instantes que siempre marcarán mi existencia. De Taiwán, aprendí que la educación es primordial cuando se piensa en los avances de un Estado; que la seguridad ciudadana es vital para el desarrollo, que con ella se vive en paz y quietud; algo en lo que estamos en pañales. Amé la sencillez y la humildad de ese pueblo. Pero sobre todo crecí como persona, pues los taiwaneses no solo me permitieron conocer de su idioma, de su cultura y de su sentir, sino que al llegar a mi tierra, me dieron la oportunidad de ser empleada, es decir, aplaudieron mi superación personal y profesional, por eso, y muchísimo más, siempre y hasta siempre: ¡Gracias totales, Taiwán!