Otra vez...
El lunes pasado, mientras Israel celebraba los 70 años de su creación en el 1948 y el traslado de la Embajada de Estados Unidos desde Tel Aviv hacia Jerusalén, los palestinos realizaban la “Marcha del retorno” (el derecho a regresar al territorio que se vieron forzado a dejar), antes de la conmemoración de la “Nakba” (o la “Catástrofe”, fecha que recuerda el éxodo de miles de palestinos, tras la creación del Estado israelí) , y protestaban por el bloqueo a su espacio desde hace más de 10 años.
Las columnas de humo provenientes de los neumáticos quemados no se hicieron esperar, como barrera de protección contra las acciones del ejército israelí.
Cada quién sabía cuál era su rol. Lo que no se sabía era cuáles serían los resultados finales. Murieron 62 palestinos, entre adultos y niños. No faltaron las opiniones sobre quiénes eran los culpables y los análisis sobre el porqué.
El traslado de la embajada, vendido por Washington como una “promesa de campaña” del actual mandatario Donald Trump, simplemente agregó más leña al fuego, avivando el odio y aumentando la violencia y la represión. La comunidad internacional considera que Jerusalén Este es un territorio en disputa (a excepción de Estados Unidos, que rompió el consenso), por lo que la mayoría de las embajadas se encuentran en Tel Aviv y no en Jerusalén. En tanto, los palestinos quieren hacer de ese Jerusalén Este la capital del Estado que esperan tener. La Administración Trump ha expresado, desde el inicio de su gestión, su respaldo al gobierno derechista de Benjamín Netanyahu, en el terreno y ante la ONU, donde varios de los miembros cuestionaron las acciones reciente. Washington bloqueó una resolución de la ONU que expresaba su indignación por la muerte de los civiles palestinos que se manifestaban “pacíficamente”.
Israel, en cambio, asegura que Hamas, el movimiento islamista en Gaza, es el responsable directo de la violencia y del uso de niños durante las manifestaciones. El ejército considera que el objetivo de los manifestantes era infiltrarse en territorio palestino.
¿Paz?