La llamada “Guerra de Reconquista” en España
Expreso las conclusiones a las que he ido llegando, sin ninguna pretensión de certezas absolutas, con ánimo de seguir aprendiendo en estas cuestiones altamente discutibles. Ya en los inicios del siglo VIII hubo enfrentamientos entre musulmanes y cristianos en la Península Ibérica. Apenas cinco años les tomó a los musulmanes dirigidos por Tariq adueñarse de toda España, con excepción de la zona norte. Entre Galicia, el Duero y el Nervión surgía el reino asturiano. En la zona dominada por el islam, los cristianos fieles que luego serían llamados mozárabes “conservaron cierta autonomía civil y administrativa” y su propia organización eclesiástica. Algunos cristianos, llamados muladíes, se convirtieron al islam para evitar los impuestos. Ya en el siglo VIII, Abderramán I creó el emirato independiente de Córdoba. Él y su hijo Hixem I fueron intransigentes en materia religiosa. Hubo mártires, apóstatas y héroes indiscretos que insultaron a Mahoma en las plazas. A los cristianos se les prohibió el uso del latín latina y debían frecuentar las escuelas musulmanas. El ejército y las instituciones creadas por Abderramán lograron detener por tres siglos el empuje de los reinos cristianos. Además de Asturias, la marca creada por Carlomagno en los Pirineos sirvió también para nuclear unos débiles esfuerzos cristianos, que pagaron tributo a los musulmanes durante siglos. Su padre, Carlos Martel había detenido la irrupción musulmana en las Galias en la batalla de Poitiers del 732.
En el siglo XI muchos cristianos mozárabes fueron enviados a África como esclavos durante la invasión almorávide.
Francisco Martín Hernández, sostiene que la guerra llamada guerra de Reconquista “desde el principio tuvo visos de cruzada –o de guerra divinal— “como la apodan algunos autores (Iniciación a la Historia de la Iglesia I, 2004, 274–276). Así la interpretó Sánchez Albornoz: “La guerra divinal constituyó una fuerza de gran eficacia en la forja de la sensibilidad religiosa medieval y, por ende, en la forja de la pura españolía … Lo divinal de la contienda influyó de modo decisivo en la consolidación de la forma hispánica de la vida” (España, un enigma histórico I, Buenos Aires, 1962, 311, citado por Martín Hérnandez, 1962, 275 – 276).
Las victorias de Almanzor en el siglo X crearon una crisis, pero provocaron a las poblaciones cristianas, que en el 1085 conquistaron Toledo bajo Alfonso VI. Esta victoria, diez años antes de que se lanzara la primera cruzada, alentó a toda la cristiandad europea. Con el apoyo de Inocencio III y de contingentes europeos, Alfonso VII logró la importante victoria de las Navas de Tolosa en el 1212. Al-Andaluz se derrumbaba. Luego caerán Córdoba y Sevilla, Jaime I conquistará las Baleares, Valencia y Murcia en el siglo XIII. Por esas fechas, catalanes y aragoneses iniciarán su expansión mediterránea. Castilla y Aragón enfrentarán el enorme reto de absorber enormes territorios y numerosas poblaciones. Granada resistirá por contar con población homogénea musulmana, mientras los reinos hispanos se pelean entre sí. El emirato sirve de refugio a los musulmanes descontentos. El carácter montañoso de Asturias había ayudado a los cristianos en el siglo VIII, ahora las montañas de Granada sirven de apoyo a fortalezas estratégicas, apoyadas a veces por contingentes del norte de África. Castilla sola no alcanza a derrotar el Emirato y Aragón anda empeñada en su desarrollo mediterráneo. Esto cambiará con la boda de los Reyes Católicos en el 1469. Un estado moderno español, es decir, un estado recaudador de impuestos, con hábiles representaciones diplomáticas internacionales, capaz de someter a su nobleza y comerciantes y un abigarrado ejército derrotará al Emir de Granada. La reconquista y sus actitudes cruzaron el Atlántico, Bernal Díaz del Castillo vio mezquitas en Tenochtitlán. En otro lugar, trataremos de la cruzada contra los Cátaros en Francia. Es hora de pasar balance acerca de las cruzadas.