La cofradía de los congos en peligro
El Domingo de Pentecostés de este año me la pasé en el parque de Villa Mella. Llegué tarde, porque cayó un aguacero “por sección” que no me permitió asistir a la misa. El conjunto de músicos y bailadores de congos estaban en la glorieta del parque tocando y bailando. Cuando pregunto por el conjunto que interpreta la música y baile del priprí, un baile festivo que siempre está presente en la fiesta del Espíritu Santo, alternando con los congos, danza ritual que pertenece a la Cofradía del santo patrón, me informan que “este año no hay priprí”, porque no hubo apoyo del ayuntamiento ni del Ministerio de Cultura. Me sorprendí, porque esta celebración se vive, se goza y se venera cada año y hacía falta este conjunto musical. Los cantadores, tocadores y bailadores tenían en el centro de su territorio un sombrero para que la gente cooperara para las bebidas y picaderas. Nando Brazobán, el actual Rey de los Congos (hijo del difunto Pío Brazobán) no me dio respuesta respecto al tema y Enrique Minier, Capitán actual de la Cofradía e hijo mayor de Sixto Minier, quien fuera Capitán de la Cofradía de los Congos de Villa Mella, guardó silencio. Ambos pertenecen a la Cofradía y a la Iglesia, pero los demás cofrades de los congos informaron que el motivo de colocar el sombrero para el aporte es porque no quieren que “desaparezca” la tradición. Tras bastidores expresan que el cura párroco Melanio Candelario Mejía se opuso a que el Ayuntamiento le otorgara la ayuda, porque el dinero lo utilizan para bebidas alcohólicas. Luego me dirijo a la casa paterna de Nando y se está armando el priprí, pero un priprí con guira, balsié y un acordeón de boca o armónica, y pensé lo que no me canso de escribir, que así es que se va transformando el hecho folklórico. No hubo con qué pagarle al acordeonista ese día. También expresaron que algunos párrocos han apoyado la tradición, como el sacerdote Abraham Apolinario, que en el 2001 fue el que celebró la misa cuando la UNESCO le otorgó un reconocimiento a la Cofradía del Espíritu Santo de los Congos de Villa Mella; otros curas han aportado dinero en efectivo para que esta tradición se fortalezca. Parece que los congos y la Iglesia no conviven, están divorciados.