Listin Diario

“El Hijo del Hombre es Señor del Sábado”

- CARDENAL NICOLÁS DE JESÚS LÓPEZ RODRÍGUEZ

IX Domingo del Tiempo Ordinario 3 de junio de 2018 – Ciclo B a) Del libro del Deuteronom­io 5, 12-15. l Deuteronom­io, uno de los primeros cinco libros de la Biblia conocidos como el Pentateuco, era un código de alianza que organizaba la vida en la tierra prometida, previendo y sancionand­o la lealtad y la deslealtad del pueblo a Dios. Este libro se considera de gran riqueza teológica, en el que se busca inculcar al pueblo el amor y la fidelidad a Dios y a sus leyes.

Los versículos que recoge la primera lectura de este noveno domingo del Tiempo Ordinario se centran en el tercer mandamient­o del decálogo entregado por Dios a Moisés en el Monte Sinaí, que, aunque parece ser de orden religioso, gira en torno al comportami­ento moral y ético del pueblo y tiene en sí mismo un cierto sentido de justicia social consigo mismo, con los demás, y hasta con los animales de trabajo. “Durante seis días puedes trabajar y hacer tus tareas; pero el día séptimo es día de descanso, dedicado al Señor tu Dios”.

Se establece el sábado como el día dedicado al reposo, el humanitari­o descanso de todo el que trabaja incluso los animales y los esclavos, celebra la condición de los que se reconocen libres y dignifica sus días de trabajo. El descanso sabático se vincula a la liberación de la esclavitud de Egipto. Para que el pueblo aplique ese mandato se le recuerda sus días de esclavo en Egipto cuando Dios lo liberó.

Eb) De la segunda carta del apóstol San Pablo a los Corintios 4, 6-11.

En esta segunda lectura se continúa con la apología de San Pablo, quien antes apelaba al juicio de su propia conciencia, ahora se somete al juicio de la conciencia de los otros, y afirma que él no se anuncia a sí mismo sino a Cristo y su ministerio es de servicio, llevado a cabo con humildad hablando de sus debilidade­s, en la pobreza y el sufrimient­o.

El apóstol San Pablo establece una antítesis entre la debilidad de la vida apostólica y la fuerza de Dios que contrasta con esta debilidad, participan­do de la muerte de Cristo mediante sus sufrimient­os y limitacion­es, que son propias de todo ser humano.

c) Del Evangelio según San Marcos 2, 23-3, 6.

El Evangelio de este domingo se centra en descanso sabático, tema también tratado en la primera lectura, que como observábam­os viene instituido en el decálogo de la ley mosaica y que, como todos sabemos, constituyó un tema que causó mucha fricción entre los jefes del judaísmo, quienes eran muy observante­s de la ley, y Jesús.

San Marcos nos presenta en los últimos versículos del capítulo 2 y los primeros del capítulo 3 de su Evangelio, dos hechos polémicos ocurridos en día sábado: por un lado, los discípulos de Jesús arrancan y comen espigas, acusándolo­s los fariseos de violar el sábado y por otro lado, Jesús cura a un hombre que tenía la mano seca, recibiendo la misma acusación.

Para defender a sus discípulos y al él mismo de sus acusadores, Jesús acude a las Escrituras y hace referencia a lo que hizo David y los suyos, cuyos hechos están revelados en 1 Sam 21, 1-7; y con esto los lleva a discernir cuándo una ley es opresora y cuándo es liberadora. Dejando bien claro que cuando una ley oprime al ser humano no puede tener el respaldo de Dios, por eso antes de hacerle el milagro al hombre de la mano seca les pregunta: ¿Es lícito en sábado hacer el bien o el mal? (Mc 3, 4). Si David y sus hombres dejaron sin efecto las leyes del culto, con mucha más razón, Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios, que es el Señor del Sábado. A partir de la resurrecci­ón del Señor, la comunidad cristiana ve el domingo como el día del encuentro comunitari­o y festivo para reunirse en comunidad y dedicar este día para su participac­ión en el culto comunitari­o y compartir su fe con sus hermanos.

Basilio Caballero nos refiere en su obra que el paso el sábado al domingo cristiano no se hizo de repente, los judeocrist­ianos en un principio observaban el sábado, pero se reunían para la “fracción del pan” el primer día de la semana, el día del Señor (=díes dominica: domingo: Hech 20, 7; Ap 1, 10). Pero poco a poco se fue relativiza­ndo la obligación del sábado hasta ser sustituido definitiva­mente por el domingo, día en que resucitó el Señor. Así lo hace constar San Justino mártir (A. 150) en su apología (I, 67,3).

A finales del siglo I empieza a llamarse al domingo como el día del descanso: día del Señor para los cristianos. La Iglesia lo estableció en el siglo VI. La Iglesia que Jesucristo instituyó, transfirió las prerrogati­vas del sábado para el domingo, en honor del día en que Él resucitó. La Resurrecci­ón significa el culmen de la nueva creación, por lo que ello marca su nuevo día de reposo. Fuente: Luis Alonso Schökel: La Biblia de Nuestro Pueblo. B. Caballero. En las fuentes de la Palabra.

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