La verdadera espiritualidad
“Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro”. Albert Einstein
El ser humano lastimosamente se pierde en su propia ignorancia, acusa y habla mal sin experimentar, se deja llevar por lo que otros opinan, es manejado por sus pasiones y llega al punto de perder su esencia como persona, en un universo infinito las cosas finitas entre las que caben nuestra vida, nuestras posesiones, nuestras cosas materiales a las cuales nos aferramos, y el dinero lleva al ser humano a una vida llena de hedonismo, egoísmo y desenfreno que llega a marcar su camino por esta vida.
La estupidez humana, como nos dijo el señor Einstein, es infinita, sino veamos la historia llena de desigualdades, de violencia y de falta de tolerancia, una humanidad que ha perdido su deseo por lo espiritual porque lo espiritual mismo ha sido infectado por mercantilismo. La verdadera espiritualidad la viven aquellos que no hablan de ello y que la ponen en práctica en sus vidas de forma real, cuando dan sin esperar, cuando ofrecen una ayuda a alguien desinteresadamente, cuando comparten con el necesitado, cuando ofrecen un pan a un hambriento sin esperar publicidad por el hecho, cuando ofrecen ayuda real no de palabra, esos ponen en práctica la espiritualidad real.
No esperes que otros resuelvan tu tormenta interior. Jesús, Buda, Gandhi, Mahoma, Madre Teresa y muchos más nos han enseñado esa lección. Que la estupidez humana no nuble tu buen deseo, ni tu alma. Somos, en síntesis, un alma que ha recibido un cuerpo para manifestar un camino espiritual, no un cuerpo dotado de alma.
Piensa que tienes un destino que manifestar. Aunque tu vida parezca una sinfonía de hechos negativos, tienes un destino que manifestar, que la estupidez subyacente en la humanidad no afecte tu buen corazón. Esa es una excelente lección para aprender. Vivir por vivir no tiene sentido, pero cuando vives sabiendo tu propósito es aún más claro, tu vida es un punto finito en medio de la estupidez y tu alma es la que le da sentido.
Un camino definido en las aguas de tu vida es lo mejor. Cuando sabes que tienes un propósito es casi una epifanía, aunque suene trillado, vivir sabiendo que eres un alma con un objetivo espiritual. Si sientes que has vivido muchos golpes y tu vida es un largo camino lleno de dolor, aparta el dolor y saca el provecho, descubre qué lección debías aprender. Eso es inteligencia. Si no lo haces, seguirás en la infinita estupidez humana de la cual Einstein habló. La espiritualidad no está en un templo, sino en tu corazón.