Una humanidad más consciente
Con cada atardecer o cada cambio climático se marca una historia, un acontecimiento que hace que la vida propia muera subyacente o viva en una trinchera victoriosa. A veces uno cree que el mundo va a cambiar, que la gente será más consciente o menos pretenciosa; sin embargo, no es así. Existen personas que le fallan a quien les hace bien, seres que piensan que quien les da la mano merece una bofetada, y así sucesivamente va definiéndose el ciclo de la vida. Lo importante de todo es sentirnos bien con nosotros mismos, evitando que las dudas paralicen nuestras acciones. Tomando siempre en cuenta todas las decisiones que se necesiten tomar. Incluso sin tener seguridad o certeza de que estamos decidiendo correctamente. Teniendo la certeza de que la voluntad de Dios siempre se avecina cuando la necesitamos. A veces es necesario salir, despejar la mente y recordar quién eres y dónde quieres estar, y a veces hay que aventurarse fuera del mundo habitual para encontrarse a sí mismo. A menudo se dice que no importa la verdad… la gente ve lo que quiere ver. Algunas personas podrían dar un paso atrás y descubrir que estaban viendo el panorama mismo todo el tiempo, algunas personas pueden ver que su vida casi se les ha ido de las manos, algunas personas pueden ver que lo que estaba allí era solo parte de un hueco en el alma, y luego son esas personas las que dirigen las medidas a tomar en cuenta para dejar de ver lo banal y mirarse a sí mismas. Hoy estoy más segura que nunca de que vivir es un constante aprendizaje y cada puerta cerrada es una ventana abierta.