China, Latinoamérica y los cambios
Les comparto mi segunda intervención durante el II Foro de Partidos Políticos China-Celac celebrado en la ciudad de Shenzhen los días 26, 27 y 28 de mayo de este año.
Inusitados cambios marcan el estado actual de la humanidad, que quiebran el curso que ha venido transitando en el último siglo. Avanzamos sobre la aldea global que describió Marshall McLuhan con encuentros que chocan en forma de colisión, que profundizan desencuentros o crean nuevos, a partir de una recomposición integral que abre oportunidades y cierra ciclos, provocando recelos por un lado y esperanzas por otro, en esa sutil o encarnizada lucha de orden dialéctico, en el que lo nuevo quiere nacer y lo viejo se niega a morir, desatando una furia que no evitará su muerte.
Estas luchas generan incertidumbre en muchos, que ven un proceso en desarrollo con futuro incierto, a veces brumoso, en el que no se puede descifrar el camino hacia la prosperidad, cuestión que resulta entendible si no se tiene un proyecto con pretensiones de encausarlo de acuerdo al interés de los que tienen conciencia de que el porvenir se puede construir aún en medio de los azares que se convierten en accidentes históricos.
El desconcierto lo trae esta globalización ligada al avance de la ciencia y la tecnología; al desarrollo de la navegación marítima y aérea; al de la comunicación, sobre todo satelital que puede hacer converger a la humanidad en un espacio tiempo, que burla las distancias y pone a todos de forma simultánea a presenciar acontecimientos sin importar donde se produzcan.
La globalización nos lleva a la apertura y, ésta a su vez, nos conduce a reformas, a esas reformas que se hacen imprescindibles para adaptarnos a los cambios que nos permitirán sobrevivir bajo esquemas estructurados como soportes de las nuevas maneras de producir los bienes que necesita la gente, y que están ligados a las antiguas y a las nuevas demandas asociadas a la modernidad que transforma el paisaje en que nos desenvolvemos, que transforma incluso el comportamiento más íntimo de un individuo.
Esta realidad, signada por la recomposición de la que he hablado, ha traído consigo un acercamiento Sur/Sur, como esta expresión Chino latinoamericana, encaminado a aprovechar las oportunidades que sin lugar a dudas han venido aprovechando ya los que en el tradicional esquema occidental de juego de poder, no tenían oportunidades y su participación en las partidas se limitaba a la simple expectación, aun cuando el movimiento de las fichas afectara de manera sensible sus intereses.
China lo entendió, por ello ha venido construyendo nuevas alianzas con las que se han abierto nuevas rutas comerciales fortalecidas con inversiones y acuerdos de cooperación, que están aperturando las puertas a un desarrollo con sentido humano, en el que el uso de la fuerza no parece tener espacio, porque el principio del beneficio mutuo no deja resquicio a la ambición que tanto dolor ha traído a la humanidad.
América Latina también lo va entendiendo, por ello recientemente Panamá y República Dominicana han establecido relaciones diplomáticas con este inmenso país, en busca de insertarse en la nueva arquitectura global en donde los emergentes comienzan a jugar papeles estelares en la construcción de una sociedad planetaria parecida a la gran mayoría de los ciudadanos y ciudadanas y no de las élites que siempre la han conducido según sus caprichos e intereses.
Los acuerdos de cooperación que se consolidan entre China, América Latina y el Caribe, abren las puertas a un esquema birregional de cooperación con inmensas oportunidades para impulsar el progreso y bienestar de ambos pueblos a través de los programas de inversiones anunciados por el presidente , Xi Jinping, de llevar el intercambio comercial con Latinoamérica de 130 mil millones de dólares a 500 mil millones en los próximos 10 años acompañado de una inversión de 250 mil millones en igual período, además de la cooperación en temas de salud, educación y cultura demuestran el talante sincero del acercamiento del gigante asiático con nuestra región.
Con la conjunción de recursos humanos y naturales; talento, innovación y empuje, estaremos encaminando el acercamiento chino latinoamericano, hacia un nuevo estadio de desarrollo, para lo cual, desde los partidos políticos, como instrumentos de mediación entre el pueblo y el Estado, debemos jugar un papel de impulso a través de la representación en el ejecutivo, los parlamentos y gobiernos locales.
En la relación Sur/Sur está el equilibrio del planeta, esta es una construcción sabia y oportuna.