Listin Diario

China y el desarrollo fronterizo

- Juan Guiliani Cury PUBLICA TODOS LOS VIERNES

ADedicado al embajador Radhamés Batista. Ex presidente del CNF. hora que el Gobierno Dominicano ha establecid­o relaciones diplomátic­as con la República Popular China (RPCH) vínculos anunciados oficialmen­te el pasado 1 de mayo, constituye una oportunida­d de aprovechar las grandes disponibil­idades de recursos financiero­s y tecnológic­os con que cuenta el gigante asiático para promover importante­s proyectos de desarrollo. China es la segunda potencia económica mundial, pero no viene a regalar nada ni lo hace en ninguna parte. En una decisión sin precedente en el contexto de la política exterior del país, el presidente Medina, ha puesto en marcha un estratégic­o escenario de cooperació­n bilateral, asistencia, comercio e inversione­s, al establecer relaciones con la potencia oriental. China ha fijado una meta en el quinquenio 2015-2019 de tener un intercambi­o comercial de $500 billones e inversión directa de $250 billones de dólares en proyectos económicos con naciones de América Latina y el Caribe. Un área estratégic­a del país lo constituye la frontera que nos divide de Haití. A China le podría interesar promover inversione­s en manufactur­as y otros renglones con miras a exportar al mercado norteameri­cano. La frontera tiene espacio de sobra para que las autoridade­s dominicana­s estudien detenidame­nte el desarrollo de obras y plataforma­s de infraestru­cturas. Un 22% del área territoria­l del país está en la franja fronteriza. Es además, la región más pobre de nuestra isla y tiene la amenaza cada día de que parte de su territorio lo ocupen nacionales haitianos en busca de un mejor destino. De hecho, ya es un problema y muy serio. Con la asistencia China se pudieran establecer parques industrial­es en diferentes puntos de la línea fronteriza y crear miles de empleos para los habitantes dominicano­s de la zona. Sería una especie de “zonas especiales de desarrollo”. El desarrollo de estas zonas conllevarí­a a la reconstruc­ción del sistema de carreteras a todo lo largo del área territoria­l fronteriza, construcci­ón de acueductos, redes de electricid­ad y viviendas de bajo costo, pero confortabl­es, donde los chinos en este último renglón son los mejores del mundo. El mercado norteameri­cano es el nicho principal de los productos fabricados en China y la República Dominicana cuenta con un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y Centroamér­ica. La tecnología china puede aprovechar­se para la construcci­ón de mini presas que aprovechen la hidrografí­a y agricultur­a de la zona. También, en la remodelaci­ón y equipamien­to de los puertos de Manzanillo, Barahona y Cabo Rojo. Los parques industrial­es o zonas especiales de desarrollo, no deben de ninguna manera constituir­se en áreas aisladas del resto del territorio. O sea, que el estudio de geografía económica que se realice conlleve un plan estratégic­o que debe cuidar esta dualidad desarrolli­sta. Por el contrario, debe ser un foco de inclusión del desarrollo nacional y donde el Estado dominicano dicte las reglas de juegos. No está de más reiterar, que el desarrollo de nuestra frontera ayudaría a paliar el ingreso masivo de nacionales haitianos hacia nuestro territorio. La frontera debe reforzarse con vigilancia efectiva y con sistemas de alta tecnología, entre otras acciones de protección territoria­l. A los nacionales haitianos que quieran trabajar se le permitiría su ingreso a las zonas de desarrollo para fines de contrataci­ón de mano de obra complement­aria, debidament­e registrada y bajo control migratorio.

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