¡Ojo con el uso de lentes de contacto!
Los lentes de contacto son usados en forma segura por millones de personas cada día. Sin embargo, estos presentan un riesgo de infección para los ojos. La infección más común relacionada con el uso de lentes de contacto es la queratitis, una infección de la córnea (queratitis); que puede tener múltiples causas, incluyendo el virus del herpes, bacterias, hongos y otros microbios como la acanthamoeba, la cuál produce una infección muy difícil de tratar). La queratitis es la complicación más grave proveniente del uso de lentes de contacto. En casos severos, puede llevar a la cicatrización de la córnea, dificultando la visión y haciendo necesario un trasplante de córnea. Los síntomas de infecciones relacionadas con el uso de lentes de contacto pueden incluir visión borrosa, enrojecimiento inusual de los ojos, dolor en el ojo, lagrimeo o secreción del ojo, mayor sensibilidad a la luz o la sensación de tener un objeto extraño en el ojo. Es importante recordar que algunas de las infecciones relacionadas con el uso de lentes de contacto pueden causar pérdidas serias de la visión e incluso ceguera, por lo que es importante que vea a su oftalmólogo tan pronto como sea posible para comenzar un tratamiento. Los factores que contribuyen a una infección por uso de lentes de contacto incluyen: uso prolongado de lentes; dormir con lentes de contacto; intercambio reducido de lágrimas bajo el lente; factores ambientales; falta de higiene, incluyendo el mantenimiento deficiente de estuches para lentes de contacto o la reutilización o exceso de solución. Un buen manejo, almacenamiento y limpieza de sus lentes son claves para reducir el riesgo de queratitis. La mejor manera de evitar infecciones en los ojos es seguir las instrucciones de un cuidado adecuado de los lentes prescritas por su profesional de la visión. En particular, la inclusión de un paso de “frote y enjuague” durante el proceso de limpieza de los lentes, la reducción al mínimo de contacto con el agua mientras se estén usando, y el reemplazo frecuente del estuche de los lentes, pueden ayudar a reducir el riesgo de infección. El riesgo de infección varía un poco dependiendo del tipo de lente de contacto. Los lentes de uso desechable diario son el tipo más seguro de lentes de contacto blandos, en cuanto a la reducción de riesgo de infección. Los lentes rígidos permeables al gas son una alternativa más segura que cualquier otro tipo de lentes de contacto blandos. Su oftalmólogo puede ayudarle a decidir qué tipo de lente es más adecuado para usted.