Petróleo y deuda
Hasta la mitad del año 2014, los precios del petróleo rondaron los US$100 por barril. A partir de ahí los precios se desplomaron y en menos de un año llegaron a menos de US$50 por barril. Desde febrero 2016 el petróleo empezó a aumentar su precio y actualmente se encuentra por encima de los US$70 por barril.
Este aumento se espera se prolongue por mucho tiempo potenciado por el aumento en el consumo mundial de energía para sustentar el crecimiento proyectado, las rigideces de oferta de los EEUU y la contracción de la oferta derivada de las sanciones impuestas de nuevo a Irán por los Estados Unidos.
El pronóstico de la US Energy Information Administration sobre los precios del petróleo es al alza. Estiman que el precio aumentará rápido hasta los US$90 por barril y luego seguirá aumentado, pero menos agresivamente. Al país este aumento de precios le afecta sustancialmente, tanto por la inflación que genera como por su impacto en la balanza de pagos
Si importamos la misma cantidad de barriles que en 2017, pero con un precio de US$75 por barril, esto llevaría la factura petrolera hasta unos US$4,500MM, un aumento sobre 2017 de US$1,600MM (alrededor de un +60%).
De 2012 a 2014, cuando el precio del petróleo rondaba los US$85 por barril, el déficit de la balanza de pagos promedió US$2,800MM. Sin embargo, para 2017, cuando el precio estaba a US$47 por barril, el déficit fue de apenas US$165MM.
La mejora alcanzada en balanza de pagos la elimina, por completo, este nuevo aumento en la factura petrolera. En ausencia de fuentes de ingresos corrientes que cierren la balanza de pagos, la única fuente posible es el aumento de la deuda pública en dólares. El aumento del precio del petróleo, junto con los ya altos niveles de deuda pública en relación al PIB y a los ingresos tributarios, evidencia la necesidad que tiene el país de aumentar la competitividad de los sectores exportadores de bienes y servicios y cerrar paulatinamente los déficits fiscales.