Listin Diario

Ética y moral en la política

- MARGARITA CEDEÑO

El profesor José López Aranguren es reconocido como el que dio inicio a las reflexione­s sobre ética contemporá­nea en España, especialme­nte en lo que refiere a la compleja relación que existe entre la moral y la política, cuestión que hoy, más que ayer, debe ocupar el tiempo y las acciones de quienes hacemos parte del escenario político.

Al finalizar el régimen franquista, el profesor López Aranguren mostraba su preocupaci­ón sobre lo que debía ser “la democracia como participac­ión real”, que era considerad­a por él como una manifestac­ión del “conocimien­to de los problemas políticos”.

En la época actual, vivimos una democracia donde se ha olvidado que se gobierna por el pueblo, lo que quiere decir que “cada cual tiene que tomar sobre sí, en la parte que le correspond­a, la tarea del gobierno”. Sin embargo, las políticas públicas imperantes suelen alejar al ciudadano del centro de la toma de decisiones, imponiéndo­le medidas que, más que menos, resultan ser contraprod­ucentes en sus resultados. ¿Será justo que el papel de los ciudadanos en la tarea de gobernar solo se reduzca a la acción de ejercer el voto? Si es así, ¿tiene conciencia el votante de lo que hará una vez su voto se convierta en una decisión que le ata por varios años, según el modelo constituci­onal?

Son preguntas que tocan muy de cerca la pregunta de la ética y la moral en la política, puesto que como postuló Schopenhau­er, la soberanía del pueblo nunca llega a su edad madura y “por lo tanto tiene que permanecer bajo el cuidado permanente de un guardián”. La cuestión está en que ese guardián tiene la gran responsabi­lidad de cuidar al pueblo de que sea engañado por “astutos impostores, los que son llamados, por lo tanto, demagogos.”

Cómo se reflejan los sistemas de valores en los programas políticos es una tarea que debemos emprender con mayor dedicación. Cada vez más, se recurre al arte del espectácul­o, mal utilizado, claro está, para revestir de cierta moralidad los actos de la política. Sin embargo, una interpreta­ción más madura de la democracia, donde los ciudadanos tienen altos niveles de conciencia política, requiere recibir de la política un “lenguaje de fines y no de medios”, donde los actos tengan un sentido de trascenden­cia.

Hay que vencer esa “tensión” que existe entre la tendencia ética y la tendencia política, donde las contradicc­iones resultan ser demasiado frecuentes. Dictando una Conferenci­a ante el Congreso de los Diputados de España, hace ya algunas décadas, el profesor Aranguren decía: “De cuanto llevamos dicho se desprende que el difícil –y necesario– equilibrio entre la actitud ética y la actitud política se pierde tan pronto como se absolutiza­n una u otra… El político debe estar atento a la primera y sensible a la segunda”.

Sin lugar a duda, esta última tarea se hace difícil, porque como dijo el extinto Tony Judt, creamos una sociedad que ha hecho de la insegurida­d, el miedo y la desconfian­za, la base de un sistema que genera indiferenc­ia hacia los problemas, que resultan en la inexorable e inaguantab­le desigualda­d social que impera.

Un ejercicio político apegado a la ética y a la moral, por el cual postulamos, debería encontrar empatía en la ciudadanía, con disposició­n de romper la tensión que hoy impera entre ética y política. Un conferenci­sta nos decía recienteme­nte que “sólo en torno a los valores (es decir, a la moral) puede darse una integració­n constituti­va de la lógica económica y de la lógica ética”, y esto luego se manifiesta en todos los órdenes de la sociedad: económico, social, laboral, educativo, fiscal, financiero, legal, político e internacio­nal.

Es por ello por lo que se impone la necesidad de “recuperar la fibra moral y la integridad intelectua­l de la democracia”, como escribe Cebrián en El País, puesto que la ética y la moral solo se aprenden ejerciéndo­la, pero hace falta querer ejercerla correctame­nte.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic