Juicio Odebrecht distrae atención
Hay que reconocer que hay personas que se ponen los lentes al revés cuando leen las leyes que les son adversas. Aunque reconocer se lee igual al revés, no pasa lo mismo con la sentencia de la Suprema Corte de Justicia que en el 2005 anuló la Ley 286-04 y estableció que las elecciones primarias son ilegales. Esto solo tiene una lectura.
Así de sencillo. No hay vuelta atrás. La sentencia de la Suprema Corte fue asumida como un fallo constitucional adscrito a la Constitución por lo que cualquier acción legislativa tiene tacha. La nulidad tiene marca de origen en una Ley de Partidos que inserte las primarias como método único para la selección de candidatos en elecciones populares.
Pero es muy extraño que a algunos letrados esta sentencia le pase inadvertida. Cierto es que la conveniencia da miopía, pero no es para tanto.
En el polémico entramado de la reelección, los partidarios de Danilo Medina han hecho y deshecho. Sólo les falta prometer que irán hasta Higüey de rodillas para convencer a la Iglesia que sus motivaciones son santas.
También podrían prometer exonerarle todo a los empresarios, hasta el pago de impuestos. para que retiren su aversión a las primarias abiertas y ofrecer el cielo en la tierra a todos los dominicanos para que adjuren de la libertad de los partidos para escoger sus candidatos.
El dinero ha corrido como río desbordado, pero las primarias se han empantanado. Cerradas o abiertas tienen el mismo propósito de allanar el camino a la reelección y el pueblo lo sabe. Los legisladores, que han sentido en sus puertas los toques recios del soborno, también saben que el pueblo les tiene el ojo encima.
La reelección no duerme, se viste de muchos colores y mil muñecos hablan por el ventrílocuo para defender la ilegalidad. Dice la sabia popular que no hay que creer a la gente lo que diga de sí misma sino lo que hace. Son los hechos los que valen. Estar a favor de las primarias es apoyar la reelección. Todo lo demás es bobería.
Algunas personas se dejan marear con el teatro de Odebrecht que desvía la atención de lo trascendente. El juicio de marras aún está por venir. Aún hay que cernir el legajo de la Procuraduría y las presuntas pruebas, pero la Ley de Partidos es lo que está caliente.
Ojo con las primarias.