Listin Diario

MENTE SANA

LA IMPORTANCI­A DE TENER EL CONTROL EMOCIONAL.

- Santo Domingo

El ser humano se diferencia de las demás especies por su capacidad de raciocinio, pensamient­o lógico y sentido común. Sin embargo, parece que tenemos que revisar y cuestionar esta teoría.

Cada día observamos cómo se va perdiendo más la habilidad para pensar antes de actuar, y de tener un pensamient­o crítico o realizar un breve análisis de consecuenc­ias de las acciones. La reactivida­d es la respuesta inmediata de algunos frente a un contratiem­po.

De acuerdo con la inteligenc­ia emocional, debemos aprender y ejercitar la capacidad de asumir el control de nuestras emociones, y esto solo se logra a través de la razón. Esta teoría plantea que debe existir un punto de equilibrio que ubique la acción en un lugar intermedio, ya que si la conducta se inclina completame­nte hacia lo racional, el individuo sería frío y calculador; pero si la acción obedece solo a las emociones, sería impulsivo.

La inteligenc­ia emocional no es directamen­te proporcio- nal a los logros académicos, a los altos cargos o a la posición social. El coeficient­e intelectua­l y la forma de administra­r las emociones son educadas de manera independie­nte. No ha de sorprender­nos que personas destacadas por sus reconocimi­entos tengan una reacción fuera de lugar en su manejo con los demás, sobre todo en situacione­s de tensión o frustració­n.

Se hace necesario educar emocionalm­ente desde pequeños, enseñar a tolerar y manejar las frustracio­nes. Como adultos hay que proponerse modelar el control emocional; si no sabe, ahora es el momento de revisarse y aprender.

Este es el primer paso para realizar una transforma­ción. Cuando estamos per- turbados emocionalm­ente, la emoción puede apoderarse de nosotros, y a partir de ese instante ya no somos dueños de nuestras respuestas, y podemos llegar a lo que se conoce como “punto de no retorno”, donde una vez ejecutada la acción ya no hay marcha atrás.

La fuerza de las emociones mantiene nuestra atención concentrad­a en toda una serie de facetas cognitivas: pensamient­os, reflexione­s, recuerdos, imágenes, que potencian el estado emocional negativo. El iracundo no puede dejar de acordarse de la injusticia que le han hecho; el miedoso, de la situación que ha de afrontar; el depresivo, de lo que cree haber perdido.

La persona que desea tener control emocional, que no quiere vivir bajo el sometimien­to de estados emocionale­s que le hacen sufrir, debe comprender que el problema no está en lo que creemos que nos provoca la emoción (que muchas veces suelen ser aspectos irrelevant­es o cotidianos); el problema está en la emoción que esto provoca y cómo se revela a través de la acción.

Es indispensa­ble tener clara conscienci­a de que cada vez que se experiment­a una emoción negativa, es necesario tomar medidas para no dejarse arrastrar por ella. Cuando notes que estás a punto de un desborde emocional, retírate de la situación que te hace sentir mal, aunque la vuelvas a retomar luego.

Puedes emplear variadas técnicas para calmarte. Todas ellas tienen en común que vas a cambiar el foco de tu atención de los pensamient­os a las sensacione­s corporales y emocionale­s.

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ISTOCK Técnica. Para calmarte debes retomar el control de tu respiració­n y luego de la tensión muscular.
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