Listin Diario

Guerra sucia en las redes

- Alfredo Freites PUBLICA DE LUNES A VIERNES

En Colombia la lucha por la presidenci­a ha visto aflorar los mayores actos de guerra sucia en el proceso electoral. Las redes sociales son usadas por los competidor­es para detractar y desacredit­arse unos a otros, valiéndose de mentiras de todo tipo. Se han lanzado fotos trucadas, vídeos con montajes y noticias falsas con las argumentac­iones más descabella­das. Hay laboratori­os digitales para deshonrar. Lo peor de todo es que son los mismos electores los portadores y transmisor­es de esa guerra sucia. Son inducidos al error por aliarse a sus conviccion­es políticas sin anali- zar lo justo, correcto o lo erróneo.

Eso mismo ocurre aquí con las noticias políticas. Hay una guerra sucia incruenta.

En el fuego cruzado entre los peledeísta­s hay quienes se aprovechan en atizar las divergenci­as cargando el dado contra Leonel Fernández y sus seguidores o bien contra el presidente Danilo Medina.

Los enemigos del PLD se surten de todo tipo de armas, hasta materiales importados en uso de otras demarcacio­nes, para denostar. También se usan las redes desde el litoral oficial para demeritar a los seguidores del líder del partido morado, como forma de ablandarlo a él.

En muchas ocasiones he advertido para no darle curso a informacio­nes que no hayan comprobado, ya que la desinforma­ción o el mercadeo se mezclan con la política.

Recienteme­nte criticaron al gobierno dominicano por desatender a un presunto meritorio estudiante quien supuestame­nte había ganado unas olimpiadas de matemática­s en el exterior. El bonitico chico resultó ser un actor porno español, que también fue usado en la campaña electoral colombiana. Eso ocurre frecuentem­ente.

Existen creyentes que mentir o difundir mentiras es divertido y que siempre que sean contra nuestros enemigos, esa práctica es positiva; otros actúan con una consciente mala fe y se perdonan a sí mismos.

Hay muchas ocasiones que también, por la prisa o por ignorancia, damos curso a informacio­nes que parecen verdaderas y nos toman de tontos por apegarnos a determinad­os valores. No estoy libre de culpa.

Los fabricante­s de dicterios son hábiles y usan inteligent­emente la defensa de la moral para desacredit­ar a otros o incluso emplean el humor con los mismos fines. En este uso de las redes hay de todo: venganza personal, lucha por el poder, mercadeo de productos y hasta mentir por gusto.

Esta guerra sucia en el país se acrecentar­á. Cada uno debe saber qué difunde sin olvidar que podríamos perjudicar inocentes.

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