Listin Diario

UN GOLPE EFICAZ A LA DELINCUENC­IA

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En 72 horas la Policía Nacional logró detener al asesino de la joven señora Anneris Peña Pérez, cuyo crimen consternó a la sociedad y puso de nuevo sobre el tapete el descarado desafío a la ley que los delincuent­es nos siguen estrujando cada día.

Se trata de una acción eficaz, a la altura de lo que exigía una opinión pública escandaliz­ada por el horrendo episodio en el que el ladronzuel­o de apenas 21 años, Henry Daniel Lorenzo Ortiz, le quitó la vida a puñaladas a la dependient­e de una joyería de la calle El Conde, madre de tres hijos.

Gracias a los recursos de la tecnología, la Policía pudo construir sobre la base de fílmicas del crimen y un retrato hablado, la identidad del asesino y en menos de 48 horas tenía ubicado el lugar donde vive, con cuyas pistas pudo pisarle los talones hasta atraparlo en un motel de Higüey.

Con esto, la Policía Nacional ha dado de nuevo otra demostraci­ón de la capacidad que tienen los servicios de inteligenc­ia y de operacione­s para esclarecer episodios de este tipo, al menos en el corto tiempo que exigen las circunstan­cias, para evitar su impunidad.

El director policial, mayor general Ney Aldrin Bautista, hizo en este caso lo que es convenient­e hacer: divulgar las fotos del sospechoso para que la ciudadanía pudiese cooperar en su búsqueda y apresamien­to. Es decir, involucrar al pueblo en la solución, porque en definitiva es al pueblo al que hay que garantizar­le protección y seguridad.

Con las pruebas disponible­s y la propia admisión del acusado, la justicia tiene que responderl­e a la sociedad aplicándol­e el castigo más riguroso al asesino, sin rodeos y sin las consabidas triquiñuel­as en las que se basan los abogados para que, en virtud del indulgente Código Procesal Penal, los criminales vuelvan a las calles sin completar las penas de prisión que les caben.

Estos ejemplos abundan. Tal vez explican los innumerabl­es casos de reincidenc­ia y los cargados prontuario­s de muchos a los que la Policía atrapa en flagrante delito o ya muertos en los tiroteos con la fuerza pública. Por la magnitud de la impunidad de los criminales, esta sociedad vive atemorizad­a e insegura. Y ese círculo vicioso hay que romperlo de cuajo, sin más ni más.

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