ÚLTIMA BUTACA
Mi primer acercamiento con el cine político llegó con el filme de Alfred Hitchcock, “El hombre que sabía demasiado” (1934), protagonizada por Leslie Banks y ese gran actor de origen judío llamado Peter Lorre. En 1956, el mago del aquella época auspiciaban los líderes políticos detrás de una fachada de bondad y servicio desinteresado a su comunidad. Su cinematografía responde al desarrollo tecnológico del cine en aquella época, muy rudimentaria si la comparamos con los avances del cine que conocemos hoy. Si algún director se aventurara a trabajar el remake de esta cinta, con los recursos de la posmodernidad, lograría la reactualización de un filme importante no solo por llevar la firma de un gran realizador, sino por ser reflejo del tipo de corrupción política que se practicaba en una época.