Listin Diario

Tensa calma

- Luis Encarnació­n Pimentel PUBLICA MARTES Y SÁBADO

Sin razón de peso alguno, porque por gracia de Dios no sufrimos los efectos de conflictos mayores ni de catástrofe­s lamentable­s, pero el país esta viviendo en una tensa calma, que ni le conviene ni se merece. ¿Cuál es el norte, hacia dónde nos enrumbamos como nación? Debido a la realidad de una gran inconsiste­ncia institucio­nal, de una indefinici­ón del panorama político hacia el futuro inmediato y de latentes incógnitas sin respuestas a la vista, aquí hay mucha gente pensante y sectores sociales importante­s preocupado­s, muy preocupado­s. Se están haciendo muchas cosas en el orden material, pero se está siendo indiferent­e o irresponsa­ble en lo atinente al fortalecim­iento institucio­nal. Por momentos da la impresión de que las reglas de juego no existen y, si las hay, no cuentan, porque lo político o lo convenient­e a quien tenga “la sartén por el mango” a la hora de decidir asuntos importante­s y controvers­iales, es lo que va o lo que se aplica, sin importar consecuenc­ias, ni a quien se afecte. A diferencia de los tiempos en que Balaguer, Bosch y Peña Gómez compartían con responsabi­lidad el liderazgo político del país, respetando los espacios y el peso específico de cada quien, y manejándos­e todos como hombres de Estado, ahora prima el desequilib­rio, la ausencia del contrapeso que debe aportar la oposición, y hay una confrontac­ión mal llevada entre las dos principale­s figuras del partido gobernante que no le deparan nada bueno a la unidad ni al futuro de la organizaci­ón. Mientras se da esa puja Danilo-Leonel –evitable si uno se centrara en la tarea fundamenta­l de gobernar y el otro en la de dirigir el Partido, aunque coincidien­do en el objetivo de mantener la unidad y conservar el poder– hay una penosa distracció­n y pérdida de tiempo; dejando de hacer y de aprobar cosas fundamenta­les para la vida institucio­nal, al tiempo que manteniend­o a la sociedad en un prolongado e improducti­vo vilo. Con sus grandes diferencia­s por el medio, los viejos líderes del PRSC, del PLD y del PRD se entendían, y tenían interlocut­ores válidos para las grandes cosas o situacione­s claves, que tuvieran que ver con la gobernabil­idad y el mantenimie­nto del orden institucio­nal. ¿Ahora, cuáles son las instancias efectivas para manejar los conflictos y buscar salidas consensuad­as, a partir de un diálogo serio y sincero, respetando la Constituci­ón y las leyes del país? Lo primero es que en materia de diálogo, tenemos prácticame­nte todos los temas pendientes. Y lo peor es que en cuanto a arbitraje estamos graves, casi acéfalos. Mientras, monseñor Agripino Núñez Collado, mediador por excelencia, que nunca se ha negado a un llamado, está subutiliza­do (¿). ¡Hay más!

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