Peloteros y publicidad
La publicidad testimonial con celebridades deportivas es uno de los caminos creativos más socorrido en Estados Unidos y Europa. Las transmisiones televisivas de los juegos de Grandes Ligas, así como los partidos de NBA y fútbol, están llenas de spots protagonizados por grandes figuras de esos deportes.
Con su popularidad, los atletas le facilitan el camino a la comunicación publicitaria, y con su reputación, le adicionan prestigio a la imagen de las marcas publicitadas.
El auge de este tipo de publicidad que se expresa de manera contundente en esos mercados, extrañamente no se da en nuestro país. Y si tomamos en cuenta la enorme cantidad de peloteros que militan en Grandes Ligas, el furor con que los dominicanos seguimos este deporte y la admiración que le profesamos a estos ídolos nacionales, ciertamente estamos desaprovechando un buen recurso para publicitar exitosamente productos y servicios en nuestro mercado. Después de EEUU, República Dominicana es el mayor productor de peloteros. Somos un semillero de grandes atletas del béisbol. Dicen que el 11% del total de los jugadores que están en nómina de liga mayor son dominicanos.
Félix Decena me asegura que en los años 80 Cervecería Nacional Dominicana utilizó la imagen de Mario Melvin Soto y Pedro Guerrero para una campaña de Cerveza Presidente. No hace mucho tiempo, don Juan Marichal también prestó su imagen para una campaña de un whisky. Todos recordamos también la campaña de Banínter con Sammy Sosa y la mas reciente de Banreservas con David Ortiz.
Que sepamos, estos son los únicos atletas del béisbol que han sido utilizados en la industria publicitaria nacional. Sin embargo, en otros mercados, un alto porcentaje de la publicidad que se exhibe está protagonizada por figuras del deporte.
Aunque muchos entiendan que el factor costo es determinante para que este fenómeno se exprese de esa manera en nuestro país, me parece que la industria publicitaria no ha ponderado adecuadamente el valor de este gran recurso que aún se mantiene virgen localmente, porque contamos con marcas y presupuestos que soportan la tarifa de estos grandes atletas. Además, si ese valor lo comparamos con lo que le aportan a las marcas esas figuras, el esfuerzo queda retribuido con creces.