El cine de Costa Gavras
El director francés de origen griego, Constantino Kostas Gavras (Atenas, 1933), se ha destacado por ser un director mucho más preocupado por el contenido que por la forma. Sus películas parten de tramas bien estructuradas, de corte clásico, a veces con un estilo descuidado o esquemático pero siempre con asuntos muy claros: la dictadura militar en Grecia en Z (1969), la política estadounidense en Suramérica en Estado de sitio (1972) y Missing (1982) o el nazismo en Sección Especial y La caja de música (1989).
Al componente de denuncia, siempre muy ligado a la actualidad de cada momento histórico, le acompaña el evidente gusto del director por el drama y la tragedia al estilo griego, las luchas de poder, las conspiraciones, los crímenes y las bajezas de quienes dominan los destinos humanos. Si antes el poder estaba en manos de los gobiernos y los políticos y contra ellos lanzaba sus dardos, que Costa-Gavras los sustituya por los grandes ejecutivos es sólo un signo de los tiempos y de que sigue en forma. “Desde los griegos hacemos espectáculo. Vamos al cine para amar, para detes- tar, para saber que estamos vivos. Todo el cine es político, todas esas películas de acción de Hollywood son muy políticas, incluso las comedias románticas más tontas. No veo ninguna contradicción entre hacer espectáculo y hacer películas desde un punto de vista político, es imposible escapar a eso”, dijo en cierta ocasión en director como respuesta a una pregunta del periodista Juan Sardá, del periódico “El Cultural”.
El contenido y el enfoque de sus películas consiguen un impacto emocional extraordinario en tanto que se construyen bajo un discurso de validez universal. Su visión, de espíritu constructivo, se halla repleta de emociones que conducen al espectador a una profunda reflexión. Es indudablemente preciso entender que no proyecta escenarios insalvables, sino que reivindica la resolución de un mecanismo fallido que provoca injusticias. En este sentido, debemos subrayar el concepto de progreso ético y político que otorga a sus films una increíble naturaleza constructiva.
La intención de las obras de Costa-Gavras es transmitir al público un planteamiento político explícito. Logra, deliberadamente, tratar la política como una materia dramática. Para este director, el contenido del cine político está relacionado con las preocupaciones de orden contemporáneo. Sin embargo, pese a que sus películas poseen desenlaces negativos, la esperanza siempre está representada en la victoria moral de sus protagonistas. Costa-Gavras ha conseguido la difícil tarea de convertir el cine en un “arte de sensibilización” ante una preocupante realidad histórica. En una ocasión, el cineasta declaraba: “No sé si puedes cambiar políticamente a la gente con una película, pero puedes empezar una discusión política”. Con sus películas, este realizador lo ha logrado. Pues los conflictos que plantea alcanzan los sentimientos del espectador. En definitiva, su filmografía constituye una obra maestra donde las imágenes y la narración que las acompañan hacen que el público acabe completamente implicado en los problemas políticos y morales del tiempo que le ha tocado vivir.