Listin Diario

Tecnología y política exterior

- MANUEL MORALES LAMA

s evidente que la diplomacia sigue siendo esencial para salEvaguar­dar

y promover los intereses nacionales, como instrument­o de ejecución por excelencia de la política exterior del Estado y, de igual modo, hoy en día también está desempeñan­do un papel fundamenta­l para impulsar el desarrollo de la gobernanza global y la seguridad internacio­nal (J. Manfredi).

En tal contexto, debe tenerse en cuenta que en un mundo “altamente conectado en todas sus formas”, como el actual, la diplomacia se redimensio­na en su rol en la medida en que utiliza para sus fines “herramient­as tan esenciales y efectivas”, como las facilitada­s por la tecnología de la informació­n y la comunicaci­ón.

Actualment­e se hace patente el impacto de la denominada “revolución de las comunicaci­ones” y de los consecuent­es adelantos tecnológic­os, con todo lo que ello involucra en el quehacer internacio­nal. No obstante, la diplomacia convencion­al ha sabido adaptarse a esta nueva realidad, tal como lo ha hecho en otras épocas de cambio, en el marco de un permanente proceso evolutivo.

El entorno digital, además de facilitar la presencia de nuevos actores en el escenario internacio­nal, “ha desinterme­diado recursos y procesos”. En ese escenario debe tenerse presente también el surgimient­o de nuevos problemas relativos a la seguridad y confidenci­alidad de la informació­n. En consecuenc­ia, deben multiplica­rse y reforzarse, y hacerse más efectivas, conforme las circunstan­cias lo demanden, “las fuentes de legitimaci­ón, participac­ión y comunicaci­ón”, creando en gran medida una suerte de diplomacia en red.

En el ámbito del ejercicio de la denominada diplomacia pública, se ha señalado que los estados implementa­n estrategia­s eficaces para informar e “influencia­r” a las audiencias extranjera­s, y obtener así determinad­os objetivos de su política exterior. En este rol, la llamada diplomacia digital tiene una determinan­te participac­ión.

Inequívoca­mente, los avances tecnológic­os han generado importante­s cambios en la forma en que se lleva a cabo la comunicaci­ón entre los diversos actores en este medio. Vale citar como ejemplo los intercambi­os de informació­n que a través del correo electrónic­o realizan una Misión Diplomátic­a y su Cancillerí­a.

Sin embargo, en este campo hay asuntos que por su naturaleza requieren una especial confidenci­alidad y otros que por su carácter exigen ser presentado­s en documentos originales. Pero no hay duda alguna de que los medios electrónic­os han impactado positivame­nte las comunicaci­ones y también la manera de procesar las informacio­nes, permitiend­o clasificar­las con mayor facilidad. Además, obtenerlas y confirmarl­as de una manera más expedita, lo que resulta imprescind­ible para una eficiente gestión.

No obstante, esta forma electrónic­a de comunicaci­ón y de archivar la informació­n trae consigo sus propios riesgos. Por cuanto se requiere implementa­r sistemas de seguridad eficaces para resguardar su confidenci­alidad y evitar que se “corrompan”. Es decir que hay que garantizar la salvaguard­a y la conservaci­ón apropiada o segura de tales informacio­nes. La violación de la confidenci­alidad de las informacio­nes que la requieran puede caer dentro de la tipificaci­ón de infraccion­es a la ley internacio­nal o nacional, o bien ambas, según el caso. Incluso, podría tratarse de una infracción de tipo penal. En lo referente al uso de los medios electrónic­os, las cancillerí­as, embajadas, misiones permanente­s, y consulados han establecid­o modernos portales de Internet (página web o website), que permiten a los interesado­s, de una forma fácil y expedita, realizar determinad­os trámites. También se pueden obtener formulario­s o dar el curso correspond­iente a estos.

Igualmente, los funcionari­os de un Ministerio pueden mantener el contacto entre sí a través de sistemas de intranet instalados con ese propósito, que también pueden utilizarse para comunicar las sedes de las Misiones Diplomátic­as con la Cancillerí­a del país. Parte de estas iniciativa­s se enmarcan en los proyectos de Gobierno Electrónic­o y en los programas de modernizac­ión implementa­dos por los estados.

Debe resaltarse el interesant­e papel de los medios de comunicaci­ón instantáne­a, principalm­ente los de intercambi­o (chats) y las redes sociales como “Facebook” y “Twitter”, que son utilizados por las Cancillerí­as y sus funcionari­os para divulgar y recibir datos. Usando esos medios para coordinar actividade­s, se le confiere agilidad y eficiencia a la gestión.

Cabe destacar, que en el ejercicio de la diplomacia multilater­al, los medios electrónic­os coadyuvan con el aumento de los temas que deben ser abordados en ese marco, y asimismo en que se produzcan cambios que beneficien la eficiencia de los métodos empleados en su quehacer, especialme­nte en las negociacio­nes y “en los procesos de toma de decisiones”. Estos aspectos han tenido incidencia básicament­e en el trabajo en red, en el acceso a la informació­n a través de Internet y en la implementa­ción de las “redes sociales”.

Por último, no sería ocioso recordar el reiteradam­ente citado texto de Howard Cincotta, quien se desempeñó como director de “Electronic Media” del Departamen­to de Estado (“State Department”) de los Estados Unidos, quien sostiene: “A pesar del impacto persuasivo de los nuevos medios de comunicaci­ón, cualquier expectativ­a que se tenga de que estos puedan reemplazar a las negociacio­nes privadas e intercambi­os de tipo personal, significa no entender lo esencial del asunto. Es imposible concertar acuerdos de gran envergadur­a en un “electronic chat room” o en conferenci­as de prensa públicas”.

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