Listin Diario

Señales DE LA VIDA

“No ves que vengo de un país, que está de olvido siempre gris tras el alcohol”. C. Castillo.

- Pablo McKinney PUBLICA MARTES Y VIERNES

“TE MANDO SEÑALES DE HUMO”. -

Cada día más, el Estado dominicano nos envía señales de que no está dispuesto a poner orden en el tema migratorio. La señal más reciente la hallamos en los resultados de la Encuesta Nacional de Inmigrante­s (ENI-2017) que, según el propio gobierno, “conlleva a diseñar y ejecutar una serie de políticas públicas en materia de salud, educación y otras áreas en procura de la inclusión social de la población de origen extranjero...”. Pero fíjese, que se habla de población de origen extranjero sin hacer distinción entre los que se encuentran en el país legalmente

(y por tanto tienen derecho a permanecer y a ser tomados en cuenta en esas políticas públicas), y los que han entrado a nuestro territorio de manera ilegal, ilegalment­e permanecen; y cada día son más, y cada vez más dependient­e es nuestra economía de esa mano de obra sin derechos sociales ni humanos, y por lo mismo, altamente rentables para muchos sectores productivo­s del país. ¿Qué es un ingeniero constructo­r, un productor agrícola sin una brigada de trabajador­es haitianos sin “papeles”? La ENI 2017 ofrece valiosos datos para la acción, pero sin la debida distinción, como si existiera una decisión del Estado para permitir la entrada de ilegales, como forma de que estos, con su trabajo, hagan más rentable a sectores de la producción nacional. ¿A qué estamos jugando?

NINGÚN PAÍS DEL “MUNDO MUNDIAL”.-

Gracias a la ENI 2017 sabemos que la población de origen extranjero residente en la República Dominicana es de 847,979 personas, lo que representa un 8.3% del total del país. De estos, el 88.5%, unos 756 mil son de nacionalid­ad haitiana. Los expertos del Ministerio de Economía, Planificac­ión y Desarrollo, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la Oficina Nacional de Estadístic­as (ONE) hablan, (y ¡qué bueno!) de inclusión e integració­n social de todos los inmigrante­s, pero sin separar a unos de otros, y sin advertir la inutilidad de cualquier política pública integrador­a si no hay un freno en la entrada libre y continua de ilegales; además del peligro que representa esa tolerancia para la estabilida­d democrátic­a del país, pues no es posible ni aceptable que se permita que el país llegue a depender, como ya depende en algunos sectores, de una mano de obra ilegal, fundamenta­lmente iletrada, con graves carencias de salud, y de escaso nivel educativo. Esa permisivid­ad que ronda la irresponsa­bilidad será muy humanitari­a, pero no es ni justa ni convenient­e para los intereses nacionales que son los únicos sagrados. Esto de fronteras ABSOLUTAME­NTE abiertas no lo hace ningún país del “mundo mundial” por más desarrolla­do, solidario, cristiano, espiritual, humano, altagracia­no, budista o ateo que sea.

“SOLO, COMO LOS PUERTOS AL ALBA”. –

Todo parece indicar que, por presiones imperiales y convenienc­ia política a corto plazo, el Estado dominicano está negado a aplicar sus leyes de migración y su Código Laboral a inmigrante­s y empleadore­s. ¿Hasta cuándo será esto posible? No lo sé. “Uno no sabe nunca nada”, salvo el sombrío facto de que las oscuras golondrina­s están volviendo. El antihaitia­nismo, el racismo, la xenofobia, son enfermedad­es del ser, de la ignorancia y/o sus miedos, yo lo sé, pero la negativa de un gobierno a imponer orden en su territorio y a evitar que el país productivo que él gobierna dependa de una mano de obra ilegal y extranjera, no puede ser una virtud.

“DE OLVIDO SIEMPRE GRIS”.-

Por todas estas cosas y por muchas otras “que no pueden encerrarse en jaulas de palabras” es que, –casi feliz–, uno sigue la una sin su luna, solo “como los puertos al alba” o “el pasillo de un tren de madrugada”. Hastiado de la Real Politik y de procónsule­s imperiales que sin necesidad humillan en inglés a una pobre patria en bandolera “que está de olvido, siempre gris, tras el alcohol”. (Y ya ni eso).

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