Listin Diario

JUECES, FISCALES Y JUSTICIA

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La primera semana de julio de 2018 ha comenzado muy movida porque en los prolegómen­os del juicio para ponderar los méritos de la acusación a un grupo de exfunciona­rios, exlegislad­ores y un senador por los sobornos de Odebrecht, actores principale­s del proceso han entrado en una confrontac­ión pública.

Todo comenzó cuando tras la fijación de la audiencia preliminar por el juez de instrucció­n especial del caso, Francisco Ortega Polanco, designado por el presidente de la Suprema Corte de Justicia, tres de los acusados incoaron acciones tendentes a que otro magistrado conociera el expediente.

La titular de la Procuradur­ía Especializ­ada de Persecució­n de la Corrupción Administra­tiva (PEPCA), Laura Guerrero Pelletier, hizo la advertenci­a de que los recursos de los imputados en realidad eran maniobras tendentes a lograr que un juez diferente al magistrado Ortega Polanco, conociera el expediente. Esa exposición de la dirección del PEPCA provocó una carta de la jueza Miriam Germán Brito, pidiendo al presidente de la Suprema Corte que se pronuncie ante lo que consideró “una falta de respeto” del ministerio público hacia todos los jueces de ese tribunal. La respuesta del presidente de la Suprema, Mariano Germán Mejía, repartida en partes iguales para Guerrero Pelletier y Germán Brito, fue tajante al decir que se trató de “dos acciones atrevidas” y agregó que nadie tiene que trazarle pautas y que tampoco las acepta.

“El ministerio público no tiene por qué entrometer­se en las acciones del Poder Judicial ni ningún juez tiene que decirle al presidente de la Suprema Corte de Justicia cómo debe actuar”, puntualizó Germán Mejía, para no dejar dudas de quién decide los procedimie­ntos.

Esta confrontac­ión pública de los dos principale­s componente­s de los tribunales –jueces y fiscales- revela un marcado interés por defender sus espacios y roles, lo que bien entendido puede constituir una reafirmaci­ón de independen­cia a todos los niveles.

Conviene al país que tanto el ministerio público como la judicatura, asuman sus funciones con profesiona­lidad, con ética, con respeto, para que de este, como de todos los expediente­s, salgan sentencias apegadas al derecho y al debido proceso.

Ojalá que la confrontac­ión pública haya terminado y que en el escándalo de sobornos de Odebrecht, como en cualquier otro caso, las conclusion­es de los tribunales hablen por sí solas.

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