REENCUENTRO CON ROMA
Desde la terraza del hotel se contemplan algunas atractivas vistas de la capital de Italia.
(+) Desde la terraza del hotel, decorada con arbustos y flores, se contemplan algunas atractivas vistas de la capital de Italia. con dos camas. Es que cuando reservé (y pagué) a través del concierge de un banco en nuestro país, la agencia confirmó reservación, pero con una salvedad: no aseguraba que a nuestro arribo tendríamos dos camas. Ante tan inesperada advertencia, escribí por email directamente al departamento de reservaciones del hotel. La respuesta me llegó a seguidas: tomaron nota.
El ambiente un tanto anticuado del Diana es contrarrestado por la limpieza de sus instalaciones, su desayuno en la terraza jardín de varios niveles, donde hay para escoger muchos y muy distintos platos, aunque se repitan todas las mañanas, y su trato de cortesía: cada día ponen agua embotellada en la neverita, y galletas, sobrecitos de infusiones, té y azúcar. A todo esto, el ambiente de la calle, Vía Principe Amedeo, ha sufrido un extraordinario cambio. Hoy en ella funcionan varios restaurantes, pizzerías y hoteles. Y su tráfico ya no es caótico.
Pese a que estamos en un área de Aquilino que no es considerada atractiva para alojarse en Roma, debido a su cercanía con la Stazione Términi, el entorno del hotel es bueno. Donde el ambiente está bastante deteriorado, en parte porque abundan los carteristas, es al otro lado de Términi, cuyo edificio posee, sin embargo, algunos llamataivos espacios arquitectónicos, como el amplio pasillo lateral donde funcionan locales comerciales.
A mi nieta Pamela, que con una amiga (ambas viven en Roma), acude a encontrarse con nosotras, le comento que me gustaría volver a la calle (vía Manin) donde, sentada a la mesa en la acera, tenía la sensación de que si extendía el brazo podía tocar el tranvía que por allí pasa. Así lo hicimos, eligiendo el ristorante-pizzeria Il Secchio. Cuando al rato pasa el tranvía me vuelvo a entusiasmar. ¡Casi puedo tocarlo!