Listin Diario

En la diana

- ROLANDO REYES

La inclusión de los objetivos de pobreza, producción y consumo sostenible, y resilienci­a a los efectos del cambio climático como acelerador­es del conjunto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) nacionales es el resultado del reconocimi­ento de que la teoría del Desarrollo Sostenible plantea un problema de objetivo múltiples y múltiples restriccio­nes, cuya solución óptima debe plantearse definiendo combos o paquetes de acelerador­es, con sinergias entre sí y con impactos en otros objetivos. Pero esa decisión debería imponer también un análisis sobre la consistenc­ia entre las metas, y entre estas y los proyectos de inversión pública con impactos directos e indirectos en dichos objetivos. Por ejemplo, con respecto a la consistenc­ia entre las metas hay que tomar en cuenta que la eliminació­n de la pobreza rural requiere aumentar la utilizació­n de la tierra como medio de vida para generar mayores ingresos rurales, lo que genera mayores posibilida­des de erosión de suelos y menor escorrentí­a de agua, lo cual entra en contradicc­ión con el objetivo de mitigación de los efectos del cambio climático y con el de la producción agrícola sostenible. Segundo Tiro

La política de gasto público debería orientarse a lograr un mayor nivel de consistenc­ia entre las metas de los ODS priorizado­s, y entre estas y los objetivos de la Estrategia Nacional de Desarrollo (END). Pero además de buscar una mayor consistenc­ia, también la inversión pública debe enfocarse en lograr un mayor nivel de impacto en las metas y objetivos de los ODS y la END. Las metas del Desarrollo Sostenible y la elección de acelerador­es de estas según criterios de eficacia y eficiencia constituye­n el nuevo paradigma de la vinculació­n entre las políticas públicas macroeconó­micas de carácter general, y las de caracterís­ticas específica­s, sectoriale­s y territoria­les vinculadas al gasto público en proyectos de Desarrollo Sostenible. Ejemplo: la inversión pública en el fomento de los diez principale­s productos de exportació­n y de los diez principale­s de la canasta básica alimentari­a debe priorizars­e en función del impacto en los acelerador­es de pobreza, competitiv­idad y producción sostenible, e incorporan­do posteriorm­ente la prioridad sectorial y territoria­l. Otro ejemplo: los subsidios sociales condiciona­dos deberían vincularse a la creación de capacidade­s de los hogares para aumentar la resilienci­a a los efectos del cambio climático. Tercer Tiro

Reducir la pobreza rural y aumentar la producción agrícola sostenible requiere un replanteam­iento de la política de uso y conservaci­ón de los recursos naturales. Las investigac­iones y análisis a realizar deberían orientarse a buscar la combinació­n óptima que produce el mayor impacto en la reducción de la pobreza, y que al mismo tiempo garantiza el nivel de capital natural mínimo que requiere el consumo humano y la producción sostenible. Proteger los recursos naturales más allá de lo necesario para conservar un stock de capital natural suficiente para mantener constante el nivel actual de consumo de servicios ecosistémi­cos equivale a ahorrar para los ricos de mañana, a valorar más el futuro que el presente, y a actuar como si la tasa de interés o de descuento fuera negativa. Si la tasa de descuento fuera por lo menos igual a cero, la sociedad estaría valorando el futuro igual que al presente. En condicione­s de alta pobreza, el verdadero equilibrio intergener­acional debe garantizar el nivel mínimo de capital natural de la sostenibil­idad fuerte que requieren las próximas generacion­es. No más.

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