La salud y el SDSS impulsando el desarrollo
ro para lograr la instrucción de sus hijos, en base a una competencia desigual por el alto costo de recibirla. Lo mismo ocurre con el derecho a la salud, donde la desigualdad toca lo inhumano en aquellos que no pueden acceder a un seguro social que garantice una aceptable y digna calidad de vida, y cómo la administración de justicia, que debe proteger equitativamente a los ciudadanos con menores oportunidades de crecer, se aplica de espaldas a los preceptos de equidad social que represente la protección que, en un sistema de derecho, garantice la justa aplicación de la repartición del patrimonio de todos, cuando la corrupción campea a todas luces bajo el manto de la impunidad. Frente a esta realidad que percibimos al despertar de madrugada, grité en voz alta emulando a Khalil Gibram: “¡Ladrones, ladrones, malditos ladrones!”, y tras los gritos escuché la voz de los vecinos que exclamaron: “¡Está loco, está loco!”; pero así, por primera vez, la luz alumbró mi desnudo rostro y mi alma se encendió con el calor que da una visión más clara, al perder la máscara que por muchos años me tapaba la realidad de lo que hoy nos aqueja. Ahora, al amanecer puedo exclamar: “¡Benditos! ¡Benditos sean los ladrones que me robaron mi máscara!”.
En nuestra entrega anterior, afirmábamos que el crecimiento de 6.6% en el PIB nacional registrado de enero a mayo del 2018 es un “hecho relevante dado su carácter auspicioso”.
Un entorno favorable que ha impulsado de manera espectacular el desempeño de la industria de la Salud en el país, la cual se colocó como la cuarta de importancia en el nivel de participación en la formación y el crecimiento del PIB nacional con relación al año anterior (2017), al diferenciarse de aquel en 8.4%, siendo superada sólo por la Construcción (15.1%), las Zonas Francas (10.6%) y el Comercio (8.5%), según informó el gobernador del Banco Central Héctor Valdez Albizu.
Un crecimiento de ese tamaño implica que Salud ha incrementado su participación en el financiamiento del Estado a través de su engranaje en los temas fiscales. Y, también, que, dado su carácter multisectorial, el SDSS debe ser visto como industria de fuerte incidencia en la promoción social por el derrame que hacia los Prestadores de Servicios de Salud (PSS) auspicia.
Bajo una perspectiva así, es posible aquilatar la importancia que las aseguradoras de riesgos de salud (ARS) adquieren en el entramado económico nacional, un hecho reconocido por el propio Banco Central, cuya información destacó el consumo registrado y reportado por estas entidades, derivando de este la posibilidad de que el sector creciera en 7.7% de enero a marzo, primero, y en 8.4% después, de enero a mayo, ambos del corriente año.
Es una recuperación importante pues se viene de un crecimiento de 1.1%, en el 2017. Junto a esto, hacemos notar el rol de la gente: salió a demandar más servicios y atenciones médicas en las redes de las ARS, es decir, del Régimen Contributivo (RC) del Seguro Familiar de Salud (SFS) del Sistema Dominicano de la Seguridad Social (SDSS).
Este sólo hecho también pone en dimensión halagadora el trabajo realizado por las personas a cargo del SDSS, especialmente del Consejo Nacional de la Seguridad Social (CNSS). Lo importante ahora es establecer una correlación derivada, además de las encuestas de satisfacción autopatrocinadas, de la situación nacional en salud derivada de ese hecho bajo el que también aprecia otra realidad poco ponderada: si el reporte de servicios y atenciones en salud proveniente de las ARS reportan tal entorno auspicioso, está llegando el tiempo para transparentar el monto a que puede ascender el gasto de bolsillo de la gente, especialmente el pagado informalmente a los PSS, lo que lleva a preguntar si el tamaño del mercado de la salud del país es mayor que el reportado.
Se trata de un gasto de bolsillo ciudadano que también fomenta el desarrollo de sub industrias, incluida la farmacéutica. Al día de hoy, esta suple el 65% de los medicamentos con presencia en el mercado nacional, y en el 2016, según la Asociación que los agrupa, “movía” $593 millones de dólares, con un nicho en el mercado que le permitió retener por encima del 55% del valor de las ventas.
$593 millones de dólares que colocaron al país como coloso del área en este mercado, en el 2016.
Hoy, después de los traspiés del 2017, la participación de la salud en la economía nacional se recupera, pero es posible que la industria farmacéutica se haya colocado por debajo de la Guatemala y Costa Rica, las que en el 2017 registraron tamaños de $615.4 y $788.8 millones de dólares, respectivamente.
Para el año 2016, la República Dominicana había logrado un saldo favorable en el capítulo de la balanza de pago relativa a los productos farmacéuticos frente a los demás países centroamericanos en el orden de $21,516.40 millones de dólares, según datos obtenidos del sistema de estadísticas del Sistema de Integración Económica Centro-Americana (SIECA). Desde el 2015, analistas económicos llamaban la atención sobre la importancia económica de la industria farmacéutica nacional y sus roles en un entorno de franco desarrollo.
Es importante que el país logre y mantenga su competitividad frente a naciones de las cuales en los años 70 y 80 del pasado siglo importaba medicamentos. Un fortalecimiento de la competitividad gracias al cual este mercado logra superávits nacionales en el orden de $29 millones, $4.1 millones y $4.3 millones de dólares frente a Costa Rica, El Salvador y Guatemala, respectivamente, según datos provenientes de la misma fuente.
Un logro a preservar y a estimular con políticas de incentivo de las exportaciones, específicamente focalizadas, y entre las cuales inciden la eficiencia del sistema de Registro Sanitario y otras.
La salud, incluyendo los aprestos que se realizan para promover el turismo de salud, amerita de un fuerte compromiso ético y resolutivo de todos los actores del sistema, especialmente de este que en el SDSS encuentra y posee una formidable fuente de financiamiento para su desarrollo. Un crecimiento económico así da al país fuerzas morales para exigir y trabajar por mejor calidad en la atención y prestación de los servicios de salud.
Las posibilidades auspiciosas sobre las que se asienta la salud derivan de las garantías financieras que provienen de las recaudaciones y pagos del SDSS y sus dispersiones.
Estos, de enero a mayo del corriente año 2018, y según datos de la Tesorería de la Seguridad Social, crecieron en $721.8 millones de pesos (8.21%), a un ritmo de 1.64% mensual, totalizando un ingreso de $45,520.2 millones de pesos para el período, el cual es $6,028.4 superior al reportado para igual tramo del 2017 (+15.27%), cuando totalizó $3,9491.7 millones de pesos.