DE FRENTE CON LOS CRIMINALES
UNO. HASTA DIOS LO VE.- Lo mucho hasta Dios lo ve, y nada más parecido a Dios que el gobierno. Lo mucho hasta el gobierno lo ve, podría decirse. Contrario a ocasiones anteriores, las autoridades reconocen ahora que la criminalidad tiene control de la calle y que se impone combatirla con medios extraordinarios. Habló el Ministro de Interior, y también el Ministro Administrativo, y por si hiciera falta, el Presidente de la República. La decisión, sin embargo, da que pensar si realmente se entiende el fenómeno y si está en condiciones de presentar batalla y ganarla de manera contundente. Lo mismo es lo mismo, y si se probó una vez y falló; y otra, y otra, e igual, no hay que ser un genio para darse cuenta de que el patrullaje mixto no es la solución. O por lo menos no es la mejor solución. Un poco de memoria y queda claro que el vehículo está enchivado, que ni para atrás ni para alante, y la palanca que no sirvió una vez, tampoco nunca. Guardias en las esquinas del polígono central o caminando las calles de los barrios provoca miedo y no confianza en la población. Y todavía más. Significa o reitera el fracaso de la Policía Nacional después de haberse tomado algunas medidas a favor de la institución del orden… DOS. DESDE EL PRINCIPIO.- No hay dudas de que las administraciones del PLD –Leonel Fernández y Danilo Medina– quisieron levantar la seguridad ciudadana como una bandera, pues desde el primer momento se ocuparon del problema. Solo que esa bandera no pudo subir lo justo y se quedó a media asta, como en los días de duelo nacional. Aunque el procedimiento fue equivocado desde el principio. Los motores Harley Davidson de la primera época, tan inapropiados o grandes que no cabían en calles estrechas, adelantaron el fracaso. Y fue tan notorio el reconocimiento o el repudio, que al relanzarse el plan, se le cambió el nombre. No quiso asociarse una cosa con la otra, aun cuando el fin era el mismo. Desde entonces palos a ciegas, y no hay explicación ni excusa que valgan, pues no solo el tiempo, también los recursos. Se dice que no hay fondos para esto o para aquello, pero para los programas prevención o combate al crimen siempre aparecen. Como si fuera un espectáculo de alfombra roja, desfilaron por el escenario dominicano expertos de todas partes, que cobraron bien, pero cuya ciencia sirvió de poco. La experiencia de Nueva York, de Bogotá, y cualesquiera otras que fueran compatibles con la situación del país. Y como la vieja canción “nadita de nada”, y vuelta al patrullaje mixto… TRES-CARÁCTER DE SÍ Y DE NO.- Si lanzan la guardia a la calle es porque la policía no es suficiente. Aunque esa insuficiencia debiera explicarse mejor. Si es de cantidad o de calidad. Si la guerra es en las calles se supone que la policía es la adecuada. Si es en respuesta a un ataque venido del exterior, entonces la guardia. Lo que se hace ahora es marketing, utilizar lo que se tiene a mano, y la guardia posiblemente exista desde antes de la República. ¿Por qué hay que vivir de emergencia en emergencia y no se tiene una estrategia permanente? Si se tiene determinado que la Policía por sí sola no puede enfrentar el delito y que necesita del refuerzo ocasional de la guardia, ¿cómo es que no se entrenan unidades especiales para cuando se producen esos picos aparentemente incontrolables? La lógica no tiene cabida. Por ejemplo, se reclama por años que la Policía Nacional sea despojada de su carácter militar, una rémora de la dictadura. Sin embargo, cuando el zapatico aprieta y la media da calor, no se busca un zapatero o se vuelve a la tienda por un par nuevo, sino que se recurre para que suelte los cordones al elemento que se abomina: La guardia. Una verdadera contradicción. Para una cosa sí y para otra no, y la seguridad ciudadana de por medio, sin condición, pero tampoco solución…
CUATRO. EN MEDIO DE LA NIEBLA.- Los nuevos operativos tendrán efectos inmediatos, aunque diversos. Se verá la guardia en la calle, sea de manera discreta o manifiesta, y la gente –como es lógico en una democracia– protestará o se quejará o de su falta o de su exceso. Pero también provocará una nebulosa en la que podrían perderse asuntos recientes por aclarar. La falla en los protocolos, por ejemplo. Todavía no se conoce en detalles la emboscada a los coroneles que fueron héroes por un día. O como los asaltos a los bancos o uno de ellos fue con armas traídas de Haití. Igual el suicidio del vigilante ya detenido y esposado, etcétera, etcétera. Todas las pequeñas cosas que parecen no tener importancia, pero que sí la tienen. Si se procede con ligereza y olvido difícilmente pueda superarse la situación. La gente cree que lo sucedido en los últimos días es consecuencia del crecimiento de la criminalidad. Las autoridades hablan de brotes, como si fuera algo ocasional, coyuntural, aislado. Ese es un aspecto que debiera investigarse mejor, pues dando tumbos solo se llega al lugar equivocado. No es que se haga caso a todo lo que se dice, pero no todo lo que se dice es falso. Más todavía. En todo lo que se dice está la verdad. Pasó junio, y fue terrible, ahora julio, y tampoco risueño, y hay quienes culpan de todo a agosto. Y no por el calor…