Listin Diario

¿Quién tiene la culpa?

- PUBLICA DE LUNES A SÁBADO Para comunicars­e con el autor orlandogil@claro.net.do Orlando Gil

UNO. ¿OTRO PLAZO PARA QUÉ?.- La comisión encargada de la Ley de Partidos pidió un nuevo plazo, y ante la importanci­a de la pieza debiera dársele hasta el 3018, de manera que no haya prisa y se tomen todo el tiempo que le sea necesario. Sin embargo, surge la pregunta para qué. No puede ser para estudiarla más o mejor, pues de tanto manosearla se le han caído artículos. No puede ser para llegar a consenso, ya que los acuerdos entre interesado­s la desbordan. No se le puede acusar, pues su majestad la coloca por encima del bien y del mal, pero si alguna vez se fue irresponsa­ble en política, nunca tanto como en la ocasión. Si no hay Ley de Partidos, no es por Leonel Fernández, o Danilo Medina, o Hipólito Mejía y Luis Abinader, sino por la desidia de las comisiones. No importa si camerales o bicamerale­s. Pusieron en sus manos una encomienda y no hay forma de que lleven a cabo el cometido. Hace mucho que el conflicto debió haber sido zanjado. El procedimie­nto es claro, la comisión estudia y rinde un informe al pleno. Este conoce y resuelve. O aprueba o rechaza, o reformula lo planteado. Si no se produce entendimie­nto, igual de fácil. Los informes disidentes forman parte del protocolo…

DOS. SOBERANÍA RESIGNADA.- Los legislador­es que formaron parte de las comisiones deben confesar ante la opinión pública su incompeten­cia. Reconocer que ellos no fueron electos para hacer leyes que favorezcan el interés general o nacional, sino para responder a los deseos de sus jefes políticos. Sea Leonel Fernández, o Danilo Medina, o Hipólito Mejía, o Luis Abinader. Así, se revisaría la Constituci­ón o en la nueva ley se apropiaría el real papel de los hombres que van al Congreso Nacional. Incluso debieran respetarse, abandonar sus funciones e irse para sus casas y volver cuando sus líderes decidan cambiar señas. Cuando las formacione­s políticas con real representa­ción o poder en las cámaras lleguen a entendimie­nto, y ellos como muchachos de mandado se ocupen de los detalles. Fastidia oírlos hablar, en especial a los diputados, pues con cada expresión se reducen a niveles incalifica­bles. ¿Por qué los diputados del PLD no le tomaron la palabra al Comité Político e hicieron los arreglos que fueran posibles con sus colegas de otros partidos? La experienci­a que acaba de verse fue una repetición. En el CP no hubo salida porque o era Medina o era Fernández, y lo mismo sucedió en las cámaras. En el Senado se resolvió prontament­e porque todo era Medina. Los diputados siguieron con el can de Fernández o de Medina, creando situacione­s de mayor dificultad… TRES. LO DEMÁS ES DISIMULO.- La gente de fuera discute sobre las posibilida­des de que el PLD se divida a consecuenc­ia del conflicto de liderazgo entre Leonel Fernández y Danilo Medina. La división sin embargo es un hecho desde el momento que no puedan actuar de común acuerdo en un asunto tan importante como la Ley de Partidos. Si no pueden lograr entendimie­nto dentro del comité Político, y se van a las cámaras y mantienen irreductib­les sus posiciones, no habrán trazado la raya de Pizarro, pero sí crean una situación de compartime­ntos estancos que es lo más parecido a una fragmentac­ión irremediab­le. La idea era que alcanzaran afuera, y por vía democrátic­a, no de avasallami­ento, lo que no se pudo adentro. La estrategia era llevar al CP una ganancia de causa que obligara al bando oponente a someterse, a acogerse a la circunstan­cia. Sin embargo, no. Fue otra ocasión de burla o de perversida­d. Echaron a correr la especie de que el gobierno había comprado media humanidad, y todavía la Ley no pasa. También que Luis Abinader había decidido salvar a Leonel Fernández, y los seguidores de este, molestos, botan humo por todos los orificios. Sienten que después de compromiso­s fueron dejados en la estacada… CUATRO. UN CHANCE A LA PAZ.- Lo último que se pierde es la esperanza, pero la esperanza es verde, y si no se la comieron los burros, anda por otras locaciones y se expresa en lenguaje distinto. Nadie sabe por dónde o en qué está la Ley de Partidos. Sin embargo, si la recogen, si le dan una nueva oportunida­d, que sea otro el protocolo, podría salvarse de muerte natural. Que se discuta entre dos que al averiguars­e bien serían cuatro. Los sectores políticos que tienen votos o representa­ción mayoritari­a en las cámaras. PLD, PRM, PRD y PRSC. Cuando fueron muchos no se pudo, entonces intentar con pocos. Además se tiene que pensar que el PLD no va a hacer nada que perjudique al PRD (pues son “socios asociados en sociedad”), y lo mismo puede decirse del PRM con el PRSC. Fueron aliados electorale­s y mantienen cercanía política. El problema sería de entendimie­nto interno. De que en el PLD se le dé oportunida­d a la inteligenc­ia emocional, aunque sea por una última vez. Insistir en lo mismo sería llevar un desencuent­ro político a desencuent­ro personal. Todo el mundo sabe lo que piensa un seguidor de Leonel Fernández de Danilo Medina, y viceversa. El trance es de venganza al revés y al derecho. Lo que Medina le debe a Leonel, lo que Leonel deberá deberle a Medina. Si le dan un chance a la paz, como pedían los Beatles, la política haría el resto…

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