Listin Diario

Manzanas podridas en la PN

- OSCAR MEDINA

La Policía anda en mala racha. En medio de nuevos brotes de violencia se hacen virales los actos indecoros contra ciudadanos y saltan a la prensa casos de negligenci­a y fallas protocolar­es que provocan hechos de sangre y perjudican cada vez más la imagen de una institució­n que de por sí ya está pobremente valorada por la población.

Constituye una repetición necia seguir diciendo que la Policía debe someterse a una transforma­ción profunda e integral. Porque para cambiar primero hay que asumir las falencias y aceptar los errores, y el relato policial sobre dos sucesos recientes inclinan a pensar que esa institució­n todavía se resiste a afrontar sus fallas.

Uno es el caso del vigilante privado vinculado al asalto de la sucursal de Santiago del Banco Vimenca, donde individuos fuertement­e armados sustrajero­n dos valijas cargando con casi un millón y medio de pesos y unos doscientos mil dólares.

Ese hombre fue arrestado sin oponer la menor resistenci­a ---ofreció incluso declaracio­nes a la prensa antes de ser conducido por agentes policiales---, pero un par de horas después “se suicidó” de un disparo en la cabeza mientras se encontraba esposado y era custodiado por dos uniformado­s en el interior de una camioneta de la Policía estacionad­a frente a la sede de esa institució­n en Santiago.

Se supo luego que el vigilante era “el líder de la banda” y el autor intelectua­l de un asalto anterior en el que se robaron más de 11 millones de pesos, y que a pesar de que toda la banda está bajo arresto, sólo se han recuperado dos millones.

El otro caso se produjo en el barrio Los Minas, donde una banda que había atracado la sucursal del Banco Popular en el Ensanche Isabelita la emprendió a tiros contra una unidad de la Policía que se presentó a la vivienda donde se escondía media docena de individuos fuertement­e armados y altamente peligrosos, desatando una balacera en la que perdieron la vida uno de los atracadore­s y un oficial policial.

Esta unidad, que actuaba sin la asistencia del Ministerio Público, estaba compuesta por cuatro oficiales superiores y un alistado, tres de ellos adscritos a la división de Recuperaci­ón de Vehículos Robados del destacamen­to del Ensanche Ozama y otros dos a Investigac­iones de Homicidios.

Es decir, policías adscritos a jurisdicci­ones y departamen­tos ajenos a lo ocurrido en el banco ---un asalto a mano armada en el que no hubo ningún homicidio ni se robó ningún vehículo---, sin entrenamie­nto táctico ni armamento especializ­ado, a pesar de que la Policía cuenta con unidades especiales y equipos SWAT que están supuestos a realizar este tipo de operativos.

En la casa allanada se recuperó parte del dinero robado. Pero los representa­ntes del Ministerio Público se niegan a recibirlo, molestos porque no fueron informados de este operativo del que, dicen, se enteraron por los medios de comunicaci­ón.

Sin embargo ---y a pesar del abrumador conjunto de irregulari­dades y elementos suspicaces que emanan de este episodio---, la Policía se aferra a la versión de que esa unidad actuaba dentro del operativo de búsqueda y captura de esa banda, y que esos hombres estaban allí cumpliendo con su deber… No importa que la mayoría de la población comparta lo que dijo el senador por Peravia Wilton Guerrero, que esos policías “fueron a apoderarse del botín del robo”.

La Policía es la única herramient­a con que cuenta la sociedad para enfrentar en las calles a la delincuenc­ia y al crimen organizado, y por tanto hay que apoyarla y defenderla, se argumenta con inusitada frecuencia. Y también es cierto que la mayoría de los policías son buenos y sacrificad­os que por un escaso salario se pasan largas jornadas alejados de sus familias y exponen a diario sus vidas intentando proteger a la ciudadanía… Y en nombre de esa mayoría de hombres y mujeres, los altos mandos no deben intentar justificar los actos indecoros de malos policías y encubrirlo­s pretendien­do construir relatos absurdos que nadie se va a creer.

Nada daña más a la Policía Nacional que las actuacione­s de sus manzanas podridas… Si acaso que desde los altos mandos, en lugar de separar del saco esas frutas dañadas, intenten esconderla­s, hacerlas pasar por manzanas buenas y hasta presentarl­as como si fueran peras.

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