Cuidado, mucho cuidado
La presunta alza de los combustibles ha desatado la furia de los mil demonios en Haití. Aunque por lo bajo se habla de acciones sordas en contra del actual presidente para removerlo del poder, lo cierto es que el vecino país arrastra un cúmulo de agravios que brotan en estos momentos. Podría ser una perturbación de corto alcance si es una explosión espontánea, los días dirían.
Estas manifestaciones en Puerto Príncipe han provocado la suspensión de los vuelos desde Estados Unidos y al gobierno dominicano debía sumirlo en grandes reflexio- nes. La primera es el manejo de la frontera porque el malestar en Haití aumenta la ola de migrantes, pero si tumban al gobierno será un tsunami de gente la que cruzará hacia la Dominicana.
Sin embargo, ese latente aumento de migración ilegal no es para mí tan grave como el efervescente factor de contagio de las protestas de los haitianos.
Se podría ocultar mucho tiempo más que la delincuencia tiene raíz profunda en el desajuste social y que el patrullaje mixto de las fuerzas represivas será muro de contención, pero no extirpará las causas de la violencia social.
El alza de los combustibles en nuestro país ya generó un primer movimiento. Ese amago de movilización provocó el acuartelamiento de los militares en todo el país. Fue amago ya que solamente enrojecía una parte de la piel social y no hubo furúnculo. Hubo burlas porque los organizadores usaron vehículos para quejarse, lo malo será cuando las movilizaciones las hagan los de a pie porque causarán más molestias que un nacido.
Lentamente, pero sin pausa, la economía dominicana se aboca a un sacudimiento negativo. Cada año el presupuesto nacional se calza con zapatos prestados y hay que subir los tacones.
Además, nos arrimamos a variantes desalentadoras: el dólar controlado con una correa para gordos salta por encima del pantalón del Banco Central y el termómetro económico marca un alza en la temperatura del petróleo, lo que demandará la aplicación de cataplasmas de divisas. La salud social se nubla. Ese es el panorama que se atisba.
Las fuerzas policiales y militares que están en las calles por las quejas sobre la delincuencia podrían ser factor disuasivo, pero si el petróleo sigue en ascenso habrá más presión social y el PLD está erosionado.
Mientras el gobierno se distrae pagando sobornos a congresistas del PRM me pregunto si es el contexto ideal para una reelección.