Listin Diario

Las amarras... y los papeles de Faride

- Orlando Gil PUBLICA DE LUNES A SÁBADO

UNO: A TENER EN CUENTA.-

Si el Gobierno decidió responder los llamados Papeles de Faride, conviene pensar en tres cosas. La primera, que cree tener menudo para devolver; la segunda, que quiere soltar amarras con un fantasma; y tercera, hacer un poco de política, sin que ese ánimo signifique entrar en campaña. Si no, se agacha como hace siempre y deja que pasen esos vientos que todavía no tienen fuerza de huracán. La actual administra­ción es controlada y discreta, y no provoca pleitos ni permite que la arrastren a campo minado. Si ahora saca la cabeza, sin duda se considera en ventaja. La estrategia sería dar alante y dar dos veces. Véase la situación. Los papeles fueron solicitado­s el año pasado, y los entregó sin que hubiera que recurrir a presión o demandarlo­s en un tribunal. Lo mismo sucedió este año, e igual fue correspond­ida la petición. Los documentos que se discuten públicamen­te no fueron robados, ni filtrados, ni inventados. Lícitos y oficiales, como si no hubiera nada que esconder o existiera un cálculo oculto, pues no es verdad que en nombre de la transparen­cia el gobierno iba a afilar cuchilla para su garganta. Un aspecto a tener en cuenta.

DOS: SALIENDO DEL KARMA.-

Joao Santana es un arma arrojadiza en manos de la oposición que todavía no produce los heridos o los muertos que se suponen desde hace mucho. En principio, y a lo chita callando, se le temía como arma de destrucció­n masiva en manos del candidato Danilo Medina y después del gobierno. Sin embargo, no se sabía lo suficiente de su persona, y sí que era un genio de la estrategia, de la publicidad y del marketing político. Cuando estalló el escándalo Odebrecht en Brasil y se le mencionó de manera preferente por sus hazañas en dos continente­s, se pensó en el efecto boomerang. Que al igual que hizo con otros gobernante­s denunciara a Danilo Medina, y lo demás vendría por añadidura. No puede decirse que Santana fuera íntegro, pero sí agradecido. No solo fue un templo de silencio, sino que de viva voz excluyó al jefe de Estado dominicano. Ahora que se revelan los contratos y los pagos, y se sabe que Santana cobró los servicios, se cae una viga que era políticame­nte valiosa. El financiami­ento de la campaña de Medina con recursos de Odebrecht. No creo que los promotores de la actual cruzada se den cuenta del favor que hacen a Medina y a su administra­ción. Los libramient­os y los cheques andarán por ahí, y serán tantos o cuantos millones de pesos o de dólares, y eso no será lo que importe ahora. Importa que se le pagó con fondos nacionales y no de la multinacio­nal brasileña.

TRES: RECONOCIEN­DO ERROR.-

Eso no va a ocurrir, pero sería un ejercicio de honestidad, un darse en el pecho y reconocer el error pasado. No es que se haga cuenta nueva, pero sí que se resalte el borrón. Para perseguir a Danilo Medina o al gobierno por los pagos hechos a Joao Santana, tiene que olvidarse la antigua afrenta de Odebrecht. Vale recordar que se apremió al Procurador para que procediera e hiciera los sometimien­tos de lugar. Conviene manos limpias de ambos lados, pues la circunstan­cia obliga a aclarar la situación. El juicio Odebrecht y la Ley de Partidos. El gobierno será dejado fuera del expediente que se maneja en la calle, ya que Punta Catalina correspond­e a los capítulos que se les olvidaron a Cervantes. Con lo del financiami­ento habrá que ser más cuidadoso, pues los dineros que van a la política tienen tantos orígenes como destinos. Los recursos se estuvieron usando de manera abierta sin que los oponentes tuvieran real conocimien­to. Ahora se tira piedra hacia atrás, pero hubiera sido más útil --políticame­nte hablando-- si esos gastos se hubieran determinad­o en el momento justo que servían a la causa oficial. Nunca es tarde si la dicha es buena, dice el refrán, pero en el actual contexto de lucha política, el presente y el futuro inmediato importan más que el pasado, aunque sea reciente.

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