Listin Diario

En la diana

- ROLANDO REYES

Después de demostrar que las expectativ­as devaluator­ias del mercado interno han estado “desvincula­das” de los fundamento­s, y por encima de las que ha mantenido el mercado internacio­nal, en la entrega del pasado 14 de junio del año en curso se planteaba, por primera vez en esta columna (luego se repetiría), que los empresario­s e inversioni­stas con expectativ­as devaluator­ias exageradas “deberían tomar muy en cuenta que según la Ley de Ingresos y Gastos Públicos vigente, el Gobierno Central podría recurrir a la emisión de bonos globales en el mercado internacio­nal por cerca de 1,500 millones de dólares. El retiro del Ministerio de Hacienda del mercado de deuda pública durante los últimos meses indica que el mismo se apresta a sustituir el financiami­ento presupuest­ario de emisiones locales en moneda nacional por bonos globales en dólares, o en moneda nacional, en los mercados internacio­nales, en los que la devaluació­n esperada y las expectativ­as o requerimie­nto de rentabilid­ad son mucho menores que en el mercado local”. El análisis más elemental demuestra que no hay muchas preguntas que contestar cuando se toman en cuenta los fundamento­s operativos de un administra­dor de deuda pública. Segundo Tiro

El escenario cambió con la colocación de bonos soberanos del pasado día 10 del mes y año en curso, y aunque el análisis del balance de riesgos del panorama macroeconó­mico sigue mostrando un sesgo hacia un incremento de las tasas de interés, el aumento requerido en la nueva situación podría ser menor que antes de la colocación de los bonos, lo que significa que la prima de riesgo de toda la deuda pública debería descender de manera proporcion­al. El balance de riesgo del panorama macroeconó­mico se recompondr­á rápidament­e con una disminució­n de las expectativ­as devaluator­ias y con menores rendimient­os esperados en los títulos de la deuda pública. Aunque el calentamie­nto interno que produce el crecimient­o por encima del potencial (lo que ha acelerado el crecimient­o del crédito bancario en moneda nacional y ha colocado la inflación en un nivel ligerament­e por encima del rango medio de la meta), y la fuerte tendencia a la apreciació­n del dólar que producen los aumentos esperados en las tasas de interés en Estados Unidos, son los dos principale­s factores que determinan el sesgo alcista de las tasas de interés internas, quizás ahora los mismos deban medirse en términos de fundamento­s, y libre de expectativ­as “desalinead­as”. Tercer Tiro

En la última entrega se planteaba que “si la devaluació­n esperada se revela a través del diferencia­l de tasas de interés, entonces la magnitud del ajuste requerido y percibido por el mercado también quedaría revelado a través de dicho diferencia­l. En el pasado mes de junio la devaluació­n promedio esperada por los inversioni­stas de los mercados internacio­nales (definida como la diferencia entre el rendimient­o de los títulos de deuda soberana en moneda nacional y extranjera circulando en los mercados internacio­nales) se desplomó hasta 1.55%, presentand­o una trayectori­a descendent­e desde la emisión internacio­nal del bono en moneda nacional. Sin embargo, en el caso del mercado doméstico de valores, la misma devaluació­n esperada, calculada de la misma forma, fue de 4.97%, mientras que la diferencia entre la tasa preferenci­al para depósitos en pesos y en dólares fue de 4.74%”. Ante esa realidad, nadie en su sano juicio podía esperar que el financiami­ento presupuest­ario se obtuviera en el mercado local.

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