El SDSS está bajo
por sentimiento y no por la prebenda de superarse vendiendo el templo que alberga el engendro de la continuidad humana. Reflexionar y reivindicar el respeto hacia la mujer, es respetarnos a nosotros mismos. Cuando la mujer no ocupa el lugar que le corresponde en la sociedad, el deterioro de la familia no encuentra una respuesta cónsona al equilibrio moral que debe sustentar a sus miembros. Me dirijo a ti, mujer, apegado a lo sublime de tu existencia, colocándote en el lugar sagrado del pudor, para decirte: Feliz el niño que te llame “madre”, feliz el hombre que te haya hecho su esposa, compañera razonable de su vida, no la esclava de su pasión, porque el propósito de tu ser no es complacer su deseo, sino el de ayudarlo en los trabajos de la vida, el de consolarlo con tu ternura y compensar sus atenciones cuando te trata con amable cariño y consideración. Escucha los mandatos de la prudencia y permite que los preceptos de la verdad circulen en tu corazón, porque así los encantos de tu mente darán brillo a la elegancia de tus formas y tu belleza de esplendorosa flor, conservará su dulzura y su brillo, aun después que se haya marchitado.
A ti mujer, que guías nuestro destino, siempre te valoraremos en tu “pudor”.
El nuevo y deplorable nivel de confrontación alcanzado en la lucha de intereses que protagonizan los integrantes del Consejo Nacional de la Seguridad Social (CNSS) del Sistema Dominicano de la Seguridad Social (SDSS) justifica y da sentido de oportunidad al reciente llamado al diálogo del Ministro de Salud Pública.
Al recordar a las Aseguradoras de Riesgos de Salud (ARS), a la Asociación Nacional de Clínicas Privadas (Andeclip), al Colegio Médico Dominicano, a los Prestadores de Servicios de Salud (PSS), a las entidades públicas que participan del sistema y a los representantes de los afiliados al SDSS los objetivos sociales de la ley 87-01 y de su modificación (Ley 188-07, del 09 de agosto del 2017), el doctor Rafael Sánchez Cárdenas los ha invitado a un desempeño que propicie, facilite y garantice el alcance del objetivo social de más y mejor salud para los afiliados.
Al proponer una mesa de diálogo, el ministro aboga por un espacio válido para cada uno de esos actores, donde puedan exponer sus situaciones y sondear fórmulas para resolver o aminorar el actual nivel de conflicto. En tal espacio, ofrece su legitimidad y estructura como ente de resolución de conflicto, poniendo, además, como meta del diálogo, el interés del Estado: más y mejores atenciones en salud a favor de los afiliados.
Por Ley, el SDSS es un espacio multipartita, focalizado en las metas nacionales de afiliación, en el progresivo impulso de la salud como industria y mercado de incidentes en el bienestar derivado del desarrollo nacional, en la rentabilidad de las operaciones, en la calidad de vida de sus actores y en garantizar servicios de salud idóneos y disponibles a favor sus afiliados.
Dado este carácter, se enfrenta a crisis periódicas: derivadas de una explotación animada por la búsqueda de los intereses exclusivos, lo que racionalmente anima a las partes, miembros de un Consejo Nacional de la Seguridad Social (CNSS) que conduce el sistema bajo estructura, dispositivos normativos y resoluciones que muchas veces tienden a favorecer más el crecimiento numérico de la afiliación que la calidad de la atención; más el carácter fomentista de la Ley 87-01 que el incremento de la calidad en los servicios de salud a favor de los afiliados; más el sobreseimiento antes que el fomento del “derrame” a favor de los PSS...
Así, el sistema presenta aristas que lo perfilan como fiasco. Sólo en lo relativo a los internamientos y servicios en las clínicas privadas ha logrado legitimarse, respecto a los principios rectores establecidos en la Ley 87-01 que lo creó. En las consultas, medicamentos y enfermedades de alto costo, no. Para liberar a las ARS de responsabilidad de cobertura en las enfermedades catastróficas, el gobierno ha asumido la responsabilidad a través de un amplio y financiado programa del Ministerio de Salud Pública: “Medicamentos de alto Costo”.
$10 mil pesos anuales para medicamentos, falta de coberturas para terribles padecimientos, negación de servicios y gasto de bolsillo por consultas superiores a $500.00 pesos en el estrato de menor ingreso, dicen que del mismo modo que las ARS, en su conducta de empresas, pueden tender a explotar a sus empleados –los PSS de sus “redes”– y a actuar como “monopolio” –según el CMD–, los médicos explotan a los afiliados a la hora de las de consultas.
Hay acusaciones, presentadas ante este diario por profesionales de la salud de reconocida ética, de inconductas en los PSS: tienden a vaciar la cobertura de aseguramiento en salud de los afiliados. Las inconductas de actores del sistema han llevado a que importantes voces mediáticas acusen al SDSS de estar integrado por carteles.
Perfilado así, el SDSS está ante el reto de recomponerse, fortaleciendo sus fundamentos legítimos.
Parecería que reproduce la pirámide social imperante: los grandes explotan inmisericordemente a las clases medias, y estas, a su vez y desalmadamente, a los más pobres.