DESDE CERO

“Tu quipe” se originó en las gomas de una bicicleta, cuando su fundador, por ideas de su suegra, decide incursionar en este negocio y vender sobre ruedas.

“Esto nace por la necesidad de crear algo, porque vine de Santo Domingo con mi papá a trabajar en un colmado y nos fue mal, y tuvimos que cerrarlo, entonces mi suegra me sugirió que hiciera quipe para vender, yo sin saber nada de ese alimento. Me dio una receta que tenía en su casa, y así empecé hace más de 23 años”, dice Mejía

Explica que tuvo gran acogida de parte del público e inmediatamente empezaron a vender a consignación a negocios como: colmados, centros cerveceros, cafeterías y supermercados. Añade que hacían los quipes en el patio donde estaba antes el colmado, y contaban con pocos recursos.

La casa y la especialidad

Expone que decidieron poner el primer establecimiento, en la ciudad de San Francisco, porque “se fue regando la voz y las personas preguntaban dónde se hacían esos quipes tan buenos, y nos vimos en la obligación de abrir”.

Al preguntarle sobre la clave del éxito de “Tu Quipe”, indica que se debe a que han innovado las diferentes formas de hacer este producto, y que el ‘quipe crudo’ es la especialidad de la casa.

“Son los mismos elementos del quipe árabe, pero los nuestros no tienen las especias que ellos tienen; los de nosotros son quipes ‘aplatanao’. En el Medio Oriente mezclan la carne con la masa, incluso la carne es cruda tratada y hacen un tipo pastelón. Nosotros los hacemos de la forma tradicional de aquí, pero no cocemos la masa y les agregamos pico de gallo y aceite al pesto”, puntualiza. La familia es el mejor apoyo que cualquier persona puede tener. Mejia revela que su esposa y sus dos hijos , desde el inicio se han involucrado en el negocio, y aún siguen ahí. Expresa, además, que trabajar con ellos es una bendición porque significa unidad. Entiende que al involucrar a sus hijos en esta empresa familiar les enseñó el valor de trabajar y les dio el ejemplo de cómo hacerlo. Cuenta que ellos en la actualidad hacen la anécdota de que cuando estaban jugando, y llegaban muchos clientes, los llamaban a atender, pero que ahora es diferente.