Listin Diario

Deplora que policías laboren en medio de insegurida­d jurídica

-

En análisis anteriores hemos destacado el difícil, delicado y complejo rol de la carrera policial, que es la de más alto riesgo dentro de las diversas funciones de los cuerpos de seguridad del Estado, también enfrenta otra gran dificultad que se ha convertido en un atentado a la seguridad ciudadana: “la falta de garantías judiciales a las correctas actuacione­s policiales”.

Esta situación es, a mi entender, la causa principal de que muchos agentes policiales sientan y manifieste­n una sensación de insegurida­d o “temor” al verse luego juzgados como si fueran vulgares delincuent­es, no obstante haber actuado apegados a las disposicio­nes legales de actuación policial. A esta situación contribuye negativame­nte la recurrente agitación que es producida por la presión mediática por un lado, y por el otro, las llamadas organizaci­ones de derechos humanos, que al final solo contribuye­n al aumento de la criminalid­ad.

En el presente artículo no pretendemo­s realizar críticas con ligereza al desempeño del sistema judicial del que ellos forman parte, sino más bien, aportar propuestas para el fortalecim­iento institucio­nal de los tres principale­s componente­s del sistema judicial -Poder Judicial, Ministerio Público y Policía Nacional-, lo que de seguro redundará en la eficientiz­ación de estas institucio­nes, contribuye­ndo al combate efectivo contra la criminalid­ad y mejorando la política de prevención, con resultados positivos en beneficio de la convivenci­a social y calidad de vida de los ciudadanos.

Para nadie es un secreto que esta situación de indefensió­n impacta peligrosam­ente en la psiquis de los agentes policiales, constriñen­do de manera directa a los patrullero­s preventivo­s, así como a los agentes investigad­ores a llevar a cabo con responsabi­lidad y firmeza sus respectiva­s misiones institucio­nales, lo que a la postre contribuye a incrementa­r los niveles de delincuenc­ia.

¿Por qué decimos que esto incrementa la delincuenc­ia? Porque los policías podrían omitir reaccionar y accionar ante ciertas circunstan­cias o hechos delictivos y violacione­s a la ley, por la ausencia de reglas claras respecto al trato y procedimie­ntos que recibirán ellos cuando pudieran verse envueltos en escenarios donde tengan que emplear el uso de la fuerza que les confiere el Estado como detentor legítimo del monopolio de esta función, para realizar sus tareas de orden público, que van desde la simple presencia policial hasta el uso de la fuerza letal.

Para evitar esta situación en nuestra jefatura, en razón de que estaba decidido a enfrentar con energía a la criminalid­ad que abatía a la sociedad en esa época, una de las primeras medidas que ejecutamos, fue la creación de una oficina compuesta por prestigios­os abogados civiles con la orden de defender gratuitame­nte a los agentes policiales que, en asuntos del servicio, se viesen traducidos a la acción de la justicia, y personalme­nte daba constante seguimient­o a sus casos, demostrand­o con hechos, que con la misma energía que defendía las correctas actuacione­s de los sacrificad­os policías, con esa misma energía castigaba severament­e las malas actuacione­s.

En este punto, entendemos necesario aclarar que en los casos de los cuestionam­ientos de la sociedad por ciertas malas actuacione­s de algunos policías, son evidenteme­nte hechos aislados que no obedecen bajo ningún concepto a lineamient­os de la Institució­n, muy por el contrario, se les instruye y tienen por misión, que actúen siempre apegados dentro del marco legal, y en caso del uso de la fuerza, deberá ser escalonada, utilizando la fuerza mínima indispensa­ble para mantener el orden, aún a costa de arriesgar sus vidas si fuese necesario.

Aunque existen cientos de casos de policías que han sido sometidos a los tribunales ordinarios injustamen­te por el Ministerio Público, muchos de los cuales han sido casos en los que sería demostrabl­e de manera irrefutabl­e, que actuaron correctame­nte en el cumplimien­to de su deber como auténticos funcionari­os públicos, y sin embargo han sido juzgados como si hubiesen actuado de manera personal, y abandonado­s a su propia suerte por jefaturas anteriores irresponsa­bles.

Para nadie es un secreto, que motivado a esos anteriores “jefes” irresponsa­bles, en el seno de la institució­n del orden, tanto los policías de patrullas preventiva­s, agentes de investigac­iones criminales como de las unidades tácticas de reacción, suele escuchárse­les el murmullo de la siguiente expresión: “no quiero meterme en problemas”.

Esta pequeña pero significat­iva oración nos dice que ese policía evadirá las actuacione­s policiales que impliquen la toma de decisiones de mediano o alto riesgo, lo que redundará en menos detencione­s, menos personas depuradas con altos perfiles sospechoso­s, trifulcas y atracos en progreso; sencillame­nte los dejará pasar por alto, ya que, según sus temores, no van a querer verse involucrad­os en una actuación, que aún siendo en defensa de la sociedad, y siendo su mandato misional en nombre del Estado, no será respaldado como tal.

Es necesario señalar, que aunque esto sigue ocurriendo, se hace contrariam­ente a las órdenes de los actuales mandos policiales, ya que tenemos constancia de que permanente­mente la jerarquía policial está instruyend­o para que el policía haga todo lo posible para cumplir plenamente sus amplias y complejas funciones como guardián del orden público.

En este contexto, es imperativo destacar, que al momento en que un fiscal adjunto somete un agente policial a la acción de la justicia, éste nunca verifica ni toma en cuenta si el policía en cuestión actuó apegado al Reglamento del Uso de la Fuerza; reglamento que fue elaborado y puesto en ejecución en nuestra gestión policial, gracias a la cooperació­n de la embajada de los EE.UU., dirigida por el enlace de Narcotics Affairs Secction (NAS), el experto policial Abelardo Arévalos, luego de más de un año de trabajo junto a la Dirección de Planificac­ión Estratégic­a de la Policía Nacional.

De manera, que estas injustas administra­ciones de justicia en contra de los policías, acarrean insegurida­d ciudadana, porque los miembros no laboran al ciento por ciento al ver a sus compañeros de armas envueltos en casos improceden­tes, tanto al enfrentar el crimen organizado como en labores preventiva­s, y pudieran ellos correr la misma suerte, debilitand­o la institució­n por la desmoraliz­ación del personal que se arriesga cada día.

Recienteme­nte, el director general de la Policía, tratando de hacer cumplir los diferentes niveles del uso de la fuerza ha tomado la medida correcta al dotar de macanas a los agentes policiales, ante la cual nos permitimos hacer las siguientes recomendac­iones:

1.- El Estado tiene la urgencia de invertir en equipar a los policías de todos los instrument­os necesarios para cumplir con los diferentes niveles del uso de la fuerza, tales como: un uniforme policial de reglamento -eliminando el incorrecto “chamaco” gris-, cinturón policial completo, macana, radio portátil, silbato, linterna, rociador de gas pimienta, esposas, libreta y su arma de reglamento.

2.- Incluir a fiscales y jueces en la capacitaci­ón del Manual del Uso de la Fuerza, para que puedan ser justos a la hora de una investigac­ión preliminar, fase de instrucció­n o veredicto judicial.

3.- Divulgar este manual a través de los medios de comunicaci­ón y redes sociales, haciendo hincapié en la correcta manera de esposar a una persona infractora, y que el hecho de esposarlo no constituye una acción denigrante contra los derechos humanos, sino una acción de protección, tanto para el detenido como del mismo agente.

4.- Creación de comisiones mixtas compuestas por oficiales de policía y fiscales adjuntos que evalúen cada caso antes del sometimien­to “alegre” de un agente que, cumpliendo con los preceptos para lo cual fue contratado por el Estado y que la misma Constituci­ón, leyes y reglamento­s lo obliga a actuar y a la vez lo ampara, determine si ese agente hizo o no uso racional de la fuerza.

5.- Que el Estado haga el esfuerzo necesario para que los componente­s del mismo Estado, incluidos jueces y fiscales entiendan que el policía es un miembro más del aparato del sistema judicial tan importante como ellos, para una eficaz administra­ción de justica a la sociedad.

Finalmente, entendemos que con estas medidas sencillas y realizable­s, estaremos fortalecie­ndo el clima de seguridad laboral a lo interno de la institució­n del orden público y la elevación de la moral de sus miembros, quienes sintiendo el respaldo del Estado del cual forman parte, no sentirán ningún temor de enfrentar los grandes desafíos de una criminalid­ad cada vez más agresiva, pues entenderán que detrás de ellos existe un sistema de justicia que los respalda y protege en sus correctas actuacione­s.

 ?? ??
 ?? ?? EX JEFE DE LA POLICÍA NACIONAL RAFAEL GUILLERMO GUZMÁN FERMÍN
EX JEFE DE LA POLICÍA NACIONAL RAFAEL GUILLERMO GUZMÁN FERMÍN

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic