(+) APUESTA A QUE LA GENTE SE VUELVA A BAÑAR EN EL RÍO
La realidad de la contaminación de las aguas está ahí, se sabe desde hace mucho tiempo y por eso se han diseñado diversos planes para enfrentar la situación. Sin embargo, la falta de recursos ha impedido desarrollarlos con la premura que se requieren.
Mientras tanto, la solución más rápida son las plantas de tratamiento, considera el director ejecutivo de la Mancomunidad del Gran Santo Domingo (MGSD), Onofre Rojas.
Rojas opina que en la medida que se sigan construyendo sistemas de tratamiento la situación mejorará, pero hay que hacerlos en cada municipio de la ciudad, en la cuenca alta y media del río Ozama y en las industrias.
Otro aspecto esencial para cambiar el panorama de la ciudad, agrega Rojas, es continuar devolviendo al río Ozama, cuya cuenca tiene una superficie de 2,847.15 kilómetros cuadrados (km2), el terreno que le pertenece.
Sólo 785.43 km2 (28.11%) de la cuenca está cubierta por bosques, la vegetación arbustiva es de apenas de 8.7 km2 (0.31%) y alrededor de 68.13% de sus tierras están bajo usos inadecuados, según la descripción biofísica de la cuenca Ozama del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Rojas, quien preside la Comisión Presidencial para el saneamiento de las cuencas de los ríos Ozama e Isabela, plantea que al desocupar la rivera del río la naturaleza rápidamente se regenera. Refirió que en algunas zonas ya se han sembrado cerca de dos millones de árboles.
Su meta es que antes del 2030 el río vuelva a ser lo que era antes y que haya áreas donde la gente pueda bañarse. Ahora, al menos en el centro de la urbe, eso es inimaginable, pero si algo es seguro es que este patrimonio natural, cultural y social de la ciudad debe recuperarse porque no se puede seguir creciendo de espaldas al mar y al río, como plantea el arquitecto Cristóbal Valdez.