¡Bienvenido el aburrimiento!
2 de 2 Al juego ser autodirigido por el niño y no guiado por un padre o un adulto, no solo le da al niño el chance de tomar iniciativa propia, sino que le permite decidir por sí mismo lo que quiere hacer y cómo hacerlo. Por consecuente, se desarrolla de manera sana la personalidad propia y no se vuelve dependiente de sus padres para que le resuelvan los problemas. Sentirse en control les ofrece a los niños la oportunidad de vencer miedos, de enfrentar retos, de arriesgarse y de poner a prueba sus talentos y capacidades. Poder dirigir su juego o cómo pasar su tiempo libre lleva a los niños a descubrir sus intereses y sus habilidades personales. Los padres pueden fomentar un manejo adecuado del aburrimiento haciendo lo siguiente:
• Evitar buscarles entretención desde que los niños se quejen de estar aburridos
• Proporcionarles materiales que no sean electrónicos como diferentes tipos de papeles, cajas de cartón, pedazos de tela y cinta, lápices, bloques, instrumentos musicales…
• Facilitarles tiempo al aire libre e incentivar la curiosidad y la observación
• Permitirles que hagan desorden y ruido
• Incentivarlos a tratar algo nuevo: subirse en un árbol, buscar gusanos en la tierra, cocinar un pastel, escribir una canción… Antes de saturar el tiempo libre de los niños con clases particulares o con aparatos electrónicos pensemos en todos los beneficios del aburrimiento. Los niños deben de aprender que estar aburrido es una elección. La solución del aburrimiento no debe ser externa (darle una tableta o decirles qué hacer) sino interna, que se motive a salir de su estado con su propia imaginación y curiosidad. Los niños tienen que experimentar incomodidad y molestar para poder disfrutar del bienestar, placer y gozo. Por Gabriela Auffant, terapeuta de aprendizaje