UNA HUELLA EN LA CRÓNICA SOCIAL
Ser parte del grupo de hombres y mujeres que han dejado sus huellas en la crónica rosa es una de las más gratificantes experiencias en vida de Magda Florencio, una comunicadora que por más de cuatro décadas marcó su terreno en los distintos medios, reseñando importantes eventos sociales del país.
Su impecable trabajo ha quedado plasmano en la historia, sus lectores la recuerdan como un ícono en el género periodístico social en el que además de desarrollarse, dejó sus aportes como legado a futuras generaciones.
Ya retirada de las páginas de los periódicos, la radio y la televisión, Florencio, aún recuerda emocionada su trayectoria por los principales medios de comunicación.
“Desde pequeña descubrí mi gran pasión por la comunicación, yo tenía prácticamente un periódico en la casa. Anotaba la vida de todos. Nadie podía moverse porque de una vez lo captaba y escribía, algo que hoy, a punto de cumplir mis 69 primaveras, sigue latente en mí”, dijo “La reportera” como es conocida entre sus colegas y es el título de su obra literaria.
Al hablar de su paso por el Listín Diario, lo hace con nostalgia y es que para ella esta fue una experiencia que aún permanece en el baúl de sus recuerdos. No pudo ocultar la emoción que no pudo ocultar al volver a esta, su casa, para la entrevista.
La mirada perdida en el recuerdo de aquellos años de labor en esta redacción, denotaba los momentos de felicidad que atesora en su mente. Define la comunicación como una hermosa carrera que hasta de los momentos difíciles de una persona se puede hacer un trabajo con calidad y sentimiento humano.
Su elegante y delicada manera de describir lo sucedido en cada recepción fue uno de los dones elogiados por veteranos de la talla de don Rafael Herrera, Pedro Mir y Cuchito Álvarez.
“Ellos siempre me decían que lo mejor que yo hacía era narrar, comentarios que, además de llenarme de orgullo me obligaron a adoptar mi propio estilo de contar las historias”, recapituló Florencio, quien con sutileza también describía los ambientes de forma tal que transportaba al lector al lugar de los hechos.
“Entré al periodismo haciendo prensa escrita en El Nacional. Allí inicié un verdadero cambio en esta área de la comunicación con la columna Noche y Día, un espacio muy atrevido que llegó a romper las crónicas largas y cansonas”, concluyó.
Cuenta que sus publicaciones eran complementadas por imágenes únicas y frescas, que recogían todos los elementos y ambientes sin importar que fuese político o social. Recomienda a la las nuevas generación de comunicadores leer y prepararse ya que este oficio necesita de mucho conocimiento.