AL MAESTRO, CON CARINO
El carismático actor británico Sidney Potier encarna un personaje muy peculiar en esta cinta: el maestro que imparte docencia a un grupo de estudiantes rebeldes y mal educados.
De aquellos años de adolescencia, cuando éramos simples estudiantes, siempre quedará en la memoria algún profesor. Sobre todo aquel que marcó un punto de referencia hacia un tema en particular o por algún consejo que sirvió de base para ayudarnos a escoger una disciplina en particular.
Y decimos en la adolescencia porque es cuando la rebeldía se manifiesta, y si no tenemos la debida orientación para controlarla, se podría escoger el camino equivocado. De todo lo anterior dependerá que ese tránsito hacia la adultez sea lo menos traumático.
Cuando se estrena en 1967 una película de producción inglesa, con una canción que cautivó a una generación, titulada igual que la película, ella se evoca con cariño y nostalgia por la identificación del tema. Nos referimos a “To Sir, with Love” o mejor dicho “Al maestro con cariño” con Sidney Poitier en el rol protagónico.
La vida es una caja de sorpresa donde nunca sabemos qué será de nosotros en el futuro y cuál será nuestro rumbo. Decimos esto porque nuestro protagonista es un ingeniero de profesión , desempleado, que decide impartir docencia para ganarse la vida mientras tanto, hasta que logre insertarse en el mercado laboral de su profesión. Sin embargo, al dedicarse a la orientación y enseñanza de sus estudiantes, decide al final, quedarse como profesor titular de la escuela.
¿Por qué toma esa decisión? En el desarrollo de la trama aparece un grupo de estudiantes rebeldes queriendo hacerle la vida imposible a su profesor. Le contradicen en todo. No quieren ser educados. Sus frustraciones se vuelcan en el aula. Por lo tanto, es un reto que tiene por delante. Para lograr hacer su trabajo, el profesor se ve obligado a realizar las estrategias necesarias para ganar la atención de sus alumnos. A partir de entonces, no solo brinda formación académica, sino, cómo enfrentar la vida de adulto en la sociedad. Les cuenta de sus orígenes, de sus vivencias y les habla con toda la honestidad posible. Narra en el aula todo lo que ha tenido que hacer para enfrentarse a un mundo implacable que no existe premio de consolación para el derrotado.
Este profesor de raza negra, en una década convulsa de discriminación racial en un colegio de Londres, es más que suficiente para hacernos entender de romper las barreras, sí realmente queremos conquistar el éxito. Esa es la estrecha comunicación que va captando ese estudiante rebelde que lo único que busca es que le escuchen y le pongan atención a sus deseos para ser encaminados por la senda de lo justo. El profesor representa aquí el orientador que busca rescatar al estudiante descarriado logrando llenar ese cometido, donde los padres de dichos alumnos, han podido aquilatar el cambio en sus hijos.
Es eso lo que quiere decirnos la película, a través de un guion bien equilibrado para poder dar fruto de unas conductas indeseables hasta llevar a estos jóvenes los correctivos de lugar para un lograr de ellos un porvenir auspicioso.