ALZHEIMER
38 MILLONES PADECEN
El alzhéimer es una enfermedad cerebral que causa problemas con la memoria, la forma de pensar y el carácter o la manera de comportarse. Este padecimiento no es una forma normal del envejecimiento.
La doctora Deisy Acosta, en su entrevista para LISTÍN DIARIO, dice: “Esta enfermedad es neuro-degenerativa, progresiva y no tiene cura. Por causa de ésta las células del cerebro o las neuronas se destruyen por un proceso molecular y no solamente afecta la memoria, que es la función cognitiva más importante, sino que también afecta todas las funciones del cerebro.
A la persona que la padece, tiende a descontrolársele el sueño, y a veces duermen en el día, y en la noche están despiertos, gritan y se desesperan. Esto afecta a la familia psicológicamente. Para los familiares de las personas con este mal es difícil entender el padecimiento, porque no ven daños físicos en el enfermo.
Empeora al pasar el tiempo
Según la especialista, el alzhéimer tiene etapas, que se reflejan en comportamientos muy sutiles que se confunden con el envejecimiento, porque repiten las cosas varias veces, en ningún lugar se sienten a gusto y muchas cosas les molestan. “Ahí es donde entra la etapa inicial, en la que la memoria ya comienza a manifestar daños y afecta las actividades diarias y la habilidad de hacer cosas que la persona disfrutaba anteriormente”, enfatiza.
Pero, antes de que esto suceda ya la enfermedad viene caminando desde hace años. “Por eso es es tan difícil interferir en que la enfermedad avance, una de las cosas que debemos buscar es un diagnóstico temprano”, expresa la profesional.
José Luna Muñoz, coordinador del Banco Nacional de Cerebros, sostiene que otros síntomas de este mal son la colocación de objetos fuera de lugar y problemas con el habla y la escritura. También, se olvidan de lo que están viviendo en el momento, pero recuerdan cosas del pasado. “Sus familiares entran en conflicto porque no pueden entender y piensan que no es posible que olvide lo que acaba de hacer y recuerde su pasado”.
En esta patología, los diagnósticos clínicos tempranos están involucrados en un proceso molecular muy avanzado, que permite ver una gran cantidad de neuronas muertas en áreas específicas, que son el hipocampo, la corteza temporal y la corteza frontal. Estas van a ir agravando porque cada vez van muriendo más neuronas.
Lo triste de esto es que esa muerte de neuronas no se puede detener, los fármacos que suministran a los pacientes trabajan para que las neuronas que quedan sean más fuertes en su actividad o en su función metabólica. Esto asegura una mejor calidad de vida al enfermo en el tiempo restante.
Luna manifiesta: “Los pacientes con esta enfermedad desarrollan algunos trastornos de alteraciones, como depresión y angustia”. El porcentaje de personas que padece esta enfermedad es de 38 millones, con riesgo a duplicarse para el 2030 y a triplicarse para el 2050 a 140 millones.