Listin Diario

Vladimir, el no abortado

- Josefinana­varrog@gmail.com MONS. RAMÓN BENITO DE LA ROSA Y CARPIO

Ha sido interesant­e cómo la prensa ha querido recoger, por toda la fuerza que tiene, el testimonio de Vladimir, al querer hacerle un homenaje alrededor de los trofeos, y no solamente de los trofeos, sino además elevarlo al Salón de la Fama.

Vladimir ha querido decir, públicamen­te, que él estuvo a punto de no nacer, y lo dice con toda la verdad y la crudeza. Su padre quería el aborto y se lo pidió a su madre. Su mamá

Decirle bocina a un medio de comunicaci­ón, escrito, radial o televisivo, a un periodista o a cualquiera que ejerza su derecho a la libre expresión y difusión de su pensamient­o, es el insulto preferido de quienes son adversario­s del actual gobierno, y principalm­ente del actual Presidente de la República.

Eso significa entre otras cosas que uno recibe uno o más cheques del gobierno, o alguno de sus familiares, que tiene millones de pesos en publicidad y otros beneficios.

Yo soy a diferencia de ellos mismos, los acusadores, una bocina muy rara, no tengo sueldo ni empleo en el gobierno, ni nadie de mi familia, ni siquiera una beca para estudiar en la Universida­d mi hija y he hecho todas las diligencia­s posibles. Quizás dirán esos señores que lo soy gratis por loco viejo o que no me dan porque soy menos importante que ellos y no tengo programa de radio ni televisión, el medio para hacer dinero en una profesión tomó la decisión de no abortar. De aquí surgen tantas reflexione­s. La primera que surge inmediatam­ente: la mamá aborta y nos perdemos nosotros de un Vladimir Guerrero, de una gloria nacional, de lo que él es. Todo esto lleva a pensar profundame­nte cuando no se habla de abortos en abstracto, sino cuando se habla de ese tema en concreto.

Hay que felicitar a la mamá de Vladimir por haber sido una mujer que tomó sus decisiones y se opuso a la voluntad de un hombre. Ella podía respetar su libertad, pero ella no estaba obligada a que se le impusiera eso que se le pedía.

Bienvenido­s todos aquellos niños que pudieron quedarse en el olvido y sus madres, o sus padres en otros casos, tomaron la decisión de que siguieran viviendo. Agradecemo­s a la prensa que ha sabido difundir esa noticia con toda libertad y con toda verdad. Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.

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