UNA CARPA ESCUELA
El colectivo hace un esfuerzo muy grande para realizar los espectáculos.
El sueño de Javier (en la imagen de la izquierda) es tener un local donde establecer una escuela nacional (actualmente practican en el patio de la Plaza de la Cultura y en Bellas Artes) a la que tengan acceso los niños de los barrios.
A los pequeños les encanta la disciplina, pero necesitan más facilidades (colchonetas, telas y espacio seguro) que los adultos, dice Javier. “Sería una especie de circo nacional para que los niños de los barrios aprendan gratis; hacer programas para ellos de manera que lo vean como una posibilidad de trabajo”.
Javier explica que en una ocasión vivió una gran experiencia acompañando a un amigo español que impartió clases de malabares a los niños en los bateyes. Alrededor de siete de los muchachos que tomaron las clases trabajan en Bávaro y se han presentado en todo el país. “Cuando fui a darle apoyo quedé emocionado y me dije que esto debería hacerse. Se hace con la música, con la danza, ¿por qué no se puede hacer con el circo? El circo les brinda muchas posibilidades, no solo acrobacias. Hay un montón de disciplinas y es muy difícil que no caigas en una. Bailar, cantar, hacer magia, actuar. En el circo se pueden hacer un montón de cosas”.
Lo ideal, comenta el actor, sería conseguir una gran carpa que les permita hacer giras por unos meses con los estudiantes y allí donde se establezcan realizar talleres para los niños y jóvenes interesados en aprender y unirse a la magia del circo teatro.