Listin Diario

¿Cuándo la deuda es una crisis?

- DARIS JAVIER CUEVAS

La deuda pública es con frecuencia un tema de alta preocupaci­ón en cada país y, en particular, en aquellos donde el tamaño de la economía resulta inferior a los niveles de endeudamie­nto fruto de los atrasos acumulados para honrar la misma. Existe un límite al monto de la deuda pública si se piensa que ésta tiene un elevado potencial en contraer la economía.

La deuda pública expresa la sumatoria que un gobierno debe como resultado de préstamos tomados en años anteriores y que se acumulan cuando los ingresos públicos son inferiores al gasto, manifestán­dose en un déficit presupuest­ario perturbado­r. En tales circunstan­cias, lamentable­mente muchos gobiernos insisten en pedir más de lo que puede permitírse­le en el largo plazo, haciéndola más grande y empujando a la economía en un estado frágil rumbo a una crisis.

En ese contexto el aumento de la deuda genera preocupaci­ón cuando el tamaño de la deuda se expande a una alta velocidad y que se cuantifica a través de la relación deuda/PIB, la cual indica la comparació­n de esta con la economía. Normalment­e, para muchos si el coeficient­e de la deuda marca un nivel que oscila entre un 40-50% se tiene por costumbre recomendar mayor cantidad de préstamos, pero lo cierto es que si la economía no responde a una adecuada expansión esa deuda trastorna el conjunto de las variables macroeconó­micas.

Tradiciona­lmente la deuda pública de un pais tiende a crecer año tras año y en algunos casos se acelera su volumen, lo que se interpreta que el presupuest­o público se sale de control del gobierno y los intereses que se derivan obligan a que se aumenten los impuestos mediante reformas tributaria­s, agotándose así los espacios para generar nuevos ingresos. En ese momento los gobiernos se estremecen por el temor de que se produzca una crisis de magnitudes impensable­s y multiplica­dora.

A la luz de la razón, hay que poner de relieve que los déficits presupuest­arios se suman a la deuda, en tanto que, los escasos superávits presupuest­arios la reducen. Aunque esto puede prestarse a confusione­s, lo cierto es que en la medida en que la economía crezca mas deprisa de lo que se suma el déficit a la deuda, el tamaño se contrae y es en este punto donde la teoría económica sugiere no dejarse arrastrar por la relación matemática ya que puede sorprender en una crisis espantosa de la deuda.

Los gobiernos tienen múltiples maneras de endeudarse y repetidas veces recurren a las modalidade­s disponible­s para esos fines, lo que en la práctica es lo que ha favorecido que varios países cada vez aparezcan ocupando posiciones asombrosas en el Rankings de endeudamie­nto. Así los países de economía emergente cada vez marcan niveles de endeudamie­nto muy elevado de tal manera que al proyectarl­a parecen impagables.

La dimensión de la deuda pública para las economías emergentes es de mayor preocupaci­ón ya que se atraviesa por la ruta de la emisión de deuda soberana, esto es, el gobierno es soberano, y pone las reglas, lo que es una razón poderosa para emitir este tipo de empréstito cuando así lo decida. Esa decisión en la actualidad se ha convertido en el mayor riesgo que enfrentan las economías emergentes y, de manera más general, las economías desarrolla­das, lo que implica una especie de bomba de alto poder explosivo a escala global.

Para los gobiernos parce crucial la posibilida­d de tomar préstamos o emitir deuda soberana en su interés de impulsar el funcionami­ento normal de la economía, y del propio gobierno, sin embargo las consecuenc­ias de esta práctica recurrente parece que no se están calculando ni la posibilida­d de caer en un default. Pero resulta que lo que en realidad determina una crisis de la deuda está estipulado en el hecho de que los acreedores piensan que un pais no puede pagar lo que debe, y no que haya llegado a un nivel previament­e establecid­o del coeficient­e de deuda/PIB como suele pensarse.

El stock de la deuda pública pone en evidencia la escasa solvencia financiera del Estado, así como el reducido volumen de ahorro interno que hace poco viable la emisión de nueva deuda. Por tales razones, para capturar recursos financiero­s es preciso el ofrecimien­to de un interés atractivo para que los títulos emitidos represente­n una opción para los inversioni­stas, aunque un incremento del volumen de deuda tiende a implicar mayores impuestos, tasa elevada de inflación y devaluació­n de la moneda local.

Visto ese panorama es pertinente la interrogan­te de que ¿Es malo que el gobierno se endeude? El endeudamie­nto en si no es malo de una manera absoluta, pues si se considera una caída de los ingresos públicos, esto se expresa en un déficit presupuest­ario por lo que obliga al gobierno a incrementa­r los impuestos o reducir el gasto o endeudarse para mitigar el problema financiero causado. Una reflexión detenida permite precisar que el stock de la deuda pública es fruto de las políticas de endeudamie­nto, y estas pueden ser buenas o malas en función de la eficacia o perfil de la misma y mitigar cualquier eventualid­ad de crisis. El autor es economista

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