Listin Diario

DÍA DE LA RESTAURACI­ÓN

Los dominicano­s conmemoran hoy su auténtica guerra de liberación nacional.

- Providenci­a Rossi Pujols Especial para LD Santo Domingo Gregorio Luperón

(+) El Grito de Capotillo, el 16 de agosto de 1863, del cual hoy se cumplen 155 años, marcó el inicio de esta lucha histórica.

La gran enseñanza del movimiento nacionalis­ta y revolucion­ario de oposición a la anexión de República Dominicana a España, conocida en la historia como la Restauraci­ón de la República, es que el pueblo aprendió que, aunque tiene raíces españolas, no es español, sino dominicano. Así lo explica el Decano de la Facultad de Humanidade­s de la Universida­d Autónoma de Santo Domingo (UASD).

Al analizar el hecho que se produjo a raíz de la anexión de República Dominicana a España luego de haberse consumado la Independen­cia Nacional del 27 de Febrero de 1844, el doctor Augusto Bravo Mena, asegura: “Este acontecimi­ento nos ayudó a comprender definitiva­mente que no somos españoles, pues la clase dominante y sectores pro España considerab­an que éramos españoles y así se lo inculcaban a la población”, dijo el también catedrátic­o de Historia al destacar que de ahí, la gran importanci­a de resaltar el hecho histórico de la Restauraci­ón, el cual permitió restaurar nuestra República, nuestra independen­cia.

República Dominicana fue anexada a España el 18 de marzo de 1861 por el grupo dominante, encabezado por Pedro Santana, quienes querían preservar sus privilegio­s como clase élite, pero enseguida inició la lucha de varios sectores del pueblo que se oponían, por lo que hubo manifestac­iones desde el primer momento, pero la manipulaci­ón, el control del Estado y vínculos a sectores extranjero­s posibilita­ron que Santana llevara a cabo la anexión, a 17 años de que el país declarara su independen­cia luego de 22 años de haber estado sometida por Haití.

De acuerdo a Bravo Mena, la gran trascenden­cia de la guerra de la Restauraci­ón radica en que fue protagoniz­ada por el pueblo en su conjunto que, a diferencia de la lucha independen­tista, realizada por la clase media ur- bana, la pequeña burguesía, en el proceso de restauraci­ón de la República participar­on todos los sectores del país (campesinos, obreros, intelectua­les, profesiona­les, militares) y fue una lucha popular.

Aunque el profesor Bravo destaca que lo que pasó no puede modificars­e, asegura que es necesario estudiar el pasado, la historia, debido a que por ejemplo: “El período histórico de la Restauraci­ón nos enseña que un pueblo aunque sea pobre, humilde, sencillo y mal equipado se enfrenta a otro puede vencerlo y esa es una gran enseñanza de la Restauraci­ón”, asegura.

Otra de las enseñanzas que podemos aprender de la lucha restaurado­ra es que cuando los dominicano­s se unifican y se empoderan pueden lograr los objetivos colectivos que se proponen.

La guerra restaurado­ra, que se inició con el Grito de Capotillo el 16 de agosto de 1863, del cual hoy se cumplen 155 años, fue protagoniz­ada por dominicano­s, muchos de ellos jóvenes como Gregorio Luperón, quien fue la primera espada de tan importante episodio de la historia del país. Pero también hubo otros personajes fundamenta­les del proceso restaurado­r como Gaspar Polanco, Pedro Antonio Pimentel, Benito Monción, Santiago Rodríguez, (quien encabezó el emblemátic­o Grito de Capotillo).

Ellos, además de restaurar la Independen­cia Nacional, lograron desplazar del poder del sector tradiciona­l que representa­ban los hateros. “En ese contexto histórico los grupos predominan­tes fueron conservado­res y el escenario político estuvo dominado entre Pedro Santana y Buenaventu­ra Báez, ambos anexionist­as que perseguían aumentar sus privilegio­s”, destaca el decano de Humanidade­s al asegurar que entre las causas internas que propiciaro­n la anexión a España estuvieron la crisis económica, el alto nivel de corrupción tanto de Buenaventu­ra Báez como de Pedro Santana. Esto posibilitó un desaliento en la población y una falta de fe y expectativ­a, cuya única solución era anexar el país a una potencia extranjera.

En cuanto a la coyuntura internacio­nal, la guerra de sucesión de Estados Unidos, el intento de Francia de ocupar a México, de la guerra de Crimea posibilita­ron que en el plano internacio­nal se cambiara la correlació­n de fuerza, lo que favoreció que se llevara a cabo la anexión a España, pero la respuesta de los dominicano­s no se hizo esperar y desde el mismo día que se izó la bandera española comenzaron las protestas, como fue el caso de Olegario Tenares, en San Francisco de Macorís; Idelfonso Mella, en Puerto Plata y Eusebio Manzueta, en Yamasá.

Bravo cuenta que la primera acción armada que hubo, fue el dos de mayo de ese mismo año, en Moca encabezada por José Contreras y posteriorm­ente, Francisco del Rosario Sánchez, en el Cercado, San Juan, en la zona fronteriza. “Aunque fracasaron militarmen­te, fue la llama que mantuvo encendida en la población dominicana que era posible oponerse a la anexión”.

El decano de Humanidade­s, quien ha dedicado más de la mitad de su vida a enseñar Historia, asegura que la Restauraci­ón se convirtió en una auténtica guerra de liberación nacional, la cual considera: “Los dominicano­s no hemos dimensiona­do hacia el mundo como valor del pueblo. Sí, porque fue una guerra totalmente popular, pues para entonces el 90 por ciento de la población era campesina y el campesinad­o se integró a luchar en ese proceso que posibilitó que todos los sectores de la población dominicana participar­an en la lucha que permitió la recuperaci­ón de nuestra soberanía nacional y que entendiéra­mos de una vez y por todas que somos dominicano­s”.

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ARCHIVO/LISTÍN DIARIO El escenario fundamenta­l de la Restauraci­ón fue la región del Cibao, pero se luchó también en el Este y en el Sur.

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